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Congresistas, ¡cuidado con la Policía Nacional!

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Fecha Publicación: 15/07/2022 - 23:00
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El Congreso necesita poner orden en la estructura de la Policía Nacional. Esta fuerza del Estado puede alcanzar extremos. Desde convertirse en fuerza politizada al servicio del gobierno (para perseguir al ciudadano que no comulgue con las ideas ni los actos del gobernante de turno); hasta servir como una institución puesta a disposición de la sociedad, para instituir el orden indispensable que exige la seguridad ciudadana. En el primer caso, la Policía se transforma en enemiga del pueblo; y consecuentemente, en instrumento del Poder para asegurar la “seguridad” de quienes integran el gobierno de turno. Es lo que conocemos como una “Policía Política”. En el otro extremo, la Policía Nacional es la garantía de seguridad que otorga el Estado a la población entera, como ocurre en toda Democracia dentro de un Estado de Derecho.

Las dictaduras apuntan exclusivamente al concepto de una Policía Política. A lo largo de estos primeros doce meses de desgobierno, el régimen comunista/analfabeto de Pedro Castillo ha venido agudizando la politización de la Policía Nacional a través del “relevo” en su comando, haciéndolo al gusto del presidente contraviniendo el orden de los asensos propuestos por la alta dirigencia policial. Para conseguirlo, el presidente ha trastocado tanto reglamentos como normas que disponen expresamente la carrera policial. Códigos establecidos, precisamente, para asegurar que el servicio policial que el Estado debe facilitarle al pueblo no sea violado por el poder político, quebrantando el estricto orden de mérito que demanda la carrera policial. Lamentablemente, ahora la autoridad policial se encuentra en pleno proceso de politización, lo que constituye un riesgo para la subsistencia del sistema democrático.

Es más, durante la presentación que realizara en el Congreso el ministro del Interior, Mariano González -donde reconoció que la repartición policial de La Molina secuestró (por más que usara el eufemismo “retuvo”) al testigo protegido Zamir Villaverde- reveló que había decidido remover al comandante general de Dirección de Inteligencia de la PNP, general Roger Pérez Figueroa (responsable de aquella ”retención”), y sustituirlo por el coronel Harvey Colchado, un policía que estuvo a cargo de la entonces flamante división que encaja con lo que sería una “policía politizada”, conocida como Diviac, dedicada a perseguir a los opositores del gobierno del miserable Vizcarra.

Reiteramos. Con la inmediatez del caso, el Poder Legislativo está obligado a legislar para evitar que la institución policial sea víctima de la politización que este gobierno viene incrustándole vía su alto comando. El comunismo/analfabetismo -que practica Pedro Castillo- insiste en infectar el Estado del virus de la informalidad, que acaba por desinstitucionalizarlo todo. Su meta es convertir a la PNP en una milicia a órdenes del régimen marxista. Sistema al cual respaldan los castillos, cerrones, bellidos, bermejos, etc. Mientras tanto, la inseguridad ciudadana avanza a pasos agigantados, lo que se traduce en muerte y dolor; aparte de representar un gravísimo peligro para el sistema democrático, al que tradicionalmente aspiran millones de peruanos.

El Congreso debe reevaluar la propuesta del ministro González, que pretende reponer al coronel Harvey Colchado, de lamentable recordación.

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