Congresistas: ¡vaquen a la JNJ!

A la hora undécima y con total nocturnidad –cuando el país ya está escaldado, incendiado por la sistemática destrucción del ahora apparátchik político llamado Ministerio Público, por una cofradía de crápulas conocida como los caviares, el pleno de la Junta Nacional de Justicia JNJ, epicentro de la corrupción instalada en nuestro Estado desde que los caviares tramaron el montaje más conocido como la farsa de “los cuellos blancos del puerto”– a las 9.27 p.m. del viernes pasado esa JNJ emitió un comunicado dando a conocer que había iniciado una investigación “por separado” al ex Fiscal de la Nación Pablo Sánchez y a los fiscaletes José Domingo Pérez Gómez y Rafael Vela Barba.

¿Razón? Las explosivas declaraciones del exfuncionario del Ministerio Público, Jaime Villanueva, quien los involucra en una trama de contubernios destinados a manipular la Justicia, interviniendo, de manera criminal, tanto en el poder Judicial como el Ministerio Público, para encubrir la politización de la Fiscalía de la Nación; inclusive, la propia Judicatura Nacional.

Hoy, los nombres Gustavo Gorriti, Pedro Sánchez, Zoraida Ávalos y sus corifeos incrustados en la Fiscalía de la Nación son sinónimo de corrupción. Al extremo de traición a la patria, desde que Odebrecht decidiera que ambas eran las personas ideales para llevar de las narices al Ministerio Público y conseguir su inocencia absoluta en los multimillonarios procesos abiertos contra ella, desde que estalló en medio mundo la trama corrupta Lava Jato.

Como muestra de la magnitud de esa bomba de neutrones, está el hecho de que, sin llamarla a juicio, Estados Unidos conminó de plano a Odebrecht a pagarle US$2,600 millones como multa, por simplemente haber operado en ese país.

Acá, sin embargo, gracias a que la mafia enquistada en la Fiscalía de la Nación –que groseramente trabaja para Odebrecht a través de los fiscales Pérez Gómez y Vela Barba– ha tenido el desparpajo de liberar a esa contratista brasileña de pagar los miles de millones de dólares con que debió resarcir al Perú por sobornar a cinco presidentes; sobrevaluar en miles de millones sus obras (inclusive mal hechas, como demostró EXPRESO exhibiendo evidencias del deterioro del pavimento en las pistas, a pocas semanas de haber “concluido” el trabajo).

Al final, Odebrecht ha sido exonerada de todo proceso judicial sin pagarnos un centavo, amparada en un pacto secreto criminal –hasta estos momentos, continúa siéndolo–, comprometiendo incluso al presidente del poder Judicial por no haber demandado que el Ministerio Público revele semejante traición al país.

Si el Congreso no destituye esta semana a la JNJ, esa mafia que manipula la Fiscalía acaparará más poder sobre la sociedad; además de asegurarle impunidad absoluta a Odebrecht. Y si bien los dueños, directivos, funcionarios de Odebrecht quedarán como lo que son, grandes corruptos; seguirán libres de procesos judiciales, condenas y el pago de indemnizaciones.

Entre tanto, nuestra nación jamás será indemnizada por los sátrapas brasileños. ¿Permitirán nuestros parlamentarios semejante traición?

En comentario aparte, próximamente hablaremos de la muerte del dos veces presidente Alan Garcia, criminalmente instigada por Domingo Pérez.

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