Congreso de la República, peor imposible
No soy de las personas que se suman al linchamiento público de los políticos, salvo que el caso sea muy indignante y amerite pronunciarse sin medias tintas, en razón fundamentalmente del Principio de Presunción de Inocencia, sin embargo, lo sucedido en el Congreso de la República es deleznable. No se entiende, el hacerse representar, elegir como su presidente para el último año del período legislativo, a una persona denunciada en enero de este año por una presunta violación sexual, investigación en fuero de la Fiscalía de la Nación por tratarse de un aforado y quien desobedece lo dispuesto por un juzgado, de someterse a tratamiento psicológico de carácter “obligatorio”, conducta renuente que le ha valido que el Ministerio Público inicie acciones por presunta desobediencia a la autoridad, como se ha informado en las noticias.
¿Es tanto el desprecio del Congreso por la ciudadanía? ¿Represalia por su alta desaprobación, en más del 90% (ahora será más alta)? ¿Es tanta la indiferencia por las víctimas de violencia sexual en el Perú? ¿A los congresistas les llega muy altamente los 3,065 casos atendidos por el Ministerio de la Mujer sólo de enero a marzo de este año, por violación sexual de niñas y mujeres?, casuística que desgarra, que al cierre de julio, debe ser mucho mayor.
¿Qué les pasa a los parlamentarios, especialmente las que son mujeres? ¡Cómo se puede ser tan abyectamente “permisivos”, “condescendientes”, con el delito más execrable que existe, el del asalto sexual a una persona, violentarla, causarle grave afectación de su salud, sobre todo la emocional, y no solo a la víctima, también a su entorno familiar!, porque esa es la imagen que han proyectado y que ya se ha internalizado en el imaginario popular, al haber votado aplastantemente con 79 votos, por el congresista José Jerí, investigado por violador sexual como presidente de un poder del Estado, que debe ser el primero en dar el ejemplo en el cumplimiento de la Constitución, acerca de cumplir con los mandatos judiciales y el haberse aparentemente corrido al tratamiento antes citado, en mi opinión, lo descalifica más aún para el cargo y hace más grave el caso.
¿Acaso no se enteraron por las noticias señores congresistas, porque dificulto que el señor Jerí se los haya contado, que el tratamiento psicológico obligatorio se sustenta en un informe que señala impulsividad y conducta sexual patológica, como ha informado el portal Infobae? ¿No les causa molestia los términos de dicho informe? ¿Se sienten bien de ser representados por alguien con estos antecedentes?
Los que eligieron al señor Jerí para ese cargo, reitero en mi opinión, debilitan la imagen de la institución del Poder Legislativo, la que debe estar por encima de sus integrantes, éstos pasarán pero el Congreso quedará, no hay derecho de volver una comidilla la elección del último presidente de la era unicameral.
¿Qué pasó con Somos Perú, partido político de larga tradición de alcaldes y regidores, muchos de ellos muy reconocidos como el extinto Alberto Andrade, otrora alcalde de Lima (1996-2002) y congresista (2006 al 2009), a la sazón fundador de dicho partido? De haber estado vivo, de seguro no lo hubiese permitido. Si el señor Jerí fuera absuelto en el futuro, bien por él, pero por ahora, está bajo sospecha.
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