Congreso necesita investigar el sistema judicial
El llamado “sistema de justicia peruano” no es más que una mascarada operada por la izquierda caviar, dedicada a impartir injusticia a los peruanos que no formen parte de la mafia controlada por esa élite que, claramente, no representa al pueblo peruano. Representa tan solo al mundillo politiquero de algunos presumidos “rojetes” de salón, que actúan como dueños de la verdad, fanfarroneando personalizar a grupos políticos, sociales e intelectuales, muy “superiores” al resto de compatriotas. Vivimos, así, sometidos a la dictadura totalitaria más salvaje, disfrazada de buenismo e izquierdismo. Dictadura que conduce un clan de seudopolíticos, abocados a vivir como grandes acaudalados explotando al pueblo a través de un ejército de ONG, dedicadas a recibir instrucciones y multimillonarias donaciones de los países más ricos del planeta, así como órdenes de los multimillonarios más todopoderosos del orbe, a cuyos intereses e instrucciones se someten esos petulantes amos y señores de un mundillo falaz, el “caviar”, que mantiene maniatada a nuestra nación bajo el sainete que describimos.
Este escriba afirma lo que es una verdad indiscutible: el secuestro del sistema de justicia peruano, que incluye al Poder Judicial y el Ministerio Público, por una “camorra caviar” que dirige Gustavo Gorriti, sujeto que ha representado –o quizá siga haciéndolo– a George Soros, multimillonario que controla países como el nuestro a través de su ONG Open Society. En pleno siglo XXI resulta intolerable seguir siendo colonia; ahora de poderosas e inescrupulosas ONG, mientras un grupúsculo de peruanos elitistas disfruta de todo ese poderío, sometiendo al resto de compatriotas a acatar sus dictados.
El Perú, señores, permanece abatido por una nueva ola terrorista, vestida de delincuencia común; y demasiada gente subsiste sometida a las instrucciones del mundillo caviar que gobierna fácticamente nuestro país, vía dos entes que mantiene secuestrados: el Ministerio Público y el Poder Judicial. Por cierto, Gorriti extiende sus multimillonarios tentáculos hasta el Poder Judicial, a través de una siniestra entidad, la Junta Nacional de Justicia, creada tras bambalinas por Martín Vizcarra precisamente para controlar el sistema nacional de justicia, que comprende a ambas entidades.
Esta coyuntura tramposa, absolutamente peligrosa e intolerable para toda democracia, como constitucionalmente se hace llamar nuestra nación, no puede ni debe permanecer vigente bajo circunstancia alguna, amable lector. Los peruanos rechazamos semejante afrenta a la libertad y al derecho de contar con un sistema de justicia des-po-li-ti-za-do; no como el que nos rige, absolutamente ajeno al postulado constitucional, que nos habla de una nación soberana, libre y democrática. Muy diferente a este país secuestrado por la progresía caviar, que persevera en gobernarnos fácticamente, sin haber sido electa por la mayoría de los ciudadanos.
En el más breve plazo, el Congreso, guardián de la Constitución, está obligado a conformar una comisión investigadora respecto a la participación de sujetos exógenos en la cúpula directiva de nuestro sistema jurídico; repetimos, Poder Judicial y Fiscalía de la Nación. La coyuntura actual –que arrastramos hace casi dos décadas– ha quebrantado en forma temeraria nuestra democracia y violentado nuestro Estado de derecho. ¡Ya basta!
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