Conozcamos gente
Hubo un tiempo en el que me tocó dirigir una institución que se centró en el Networking. Se trataba de juntar pequeñas mesas con gerentes y trabajadores en un cálido, provisto y agradable auditorio bajo una dinámica en la que mi equipo y este columnista se encargaba de moderar y orientar las conversaciones con estrategia temática clave. No era TED, Vistage ni Toatmasters, sino una experiencia singular que integró a algunas empresas en ruedas pequeñas de sillas rotativas donde no se trataba del consejo interpares de Vistage, sino el intercambio intimista que concluía siempre en un abrazo. Todos hablaban informalmente. Era el Club de la Conversación, nombre que restaba a la seriedad, la jerarquía y la formalidad.
En sus efectos, los trabajadores encontraban consejos para mejorar su productividad y los empresarios algunas claves técnicas desde los propios trabajadores. Sentirse comunidad, pertenencia, crear una mística y proveer de un salario emocional es fundamental para el empleado que quiere crecer dentro de la empresa, y de esta como tal.
Quien entienda la empresa como una máquina y no como un conjunto humano, no ha evolucionado. Una universidad es el campo propicio para generar esa interacción (dada la dispersión de facultades y servicios), lo es una empresa periodística, lo es cualquier campo en el que la comunicación no es mecánica; igual una ONG grande, una gran tienda, no sé si una fábrica.
Existe la necesidad personal de sentirse parte, de forjar una identidad y de que la más alta jerarquía no sea una entidad divina, sino humana, afable y cercana. Es una forma de salario emocional integrativo, nunca válido en los premios mensuales a la calidad del trabajador, pues el premio a uno es el descuento del otro: “me esforcé, pero ganó otro por un criterio subjetivo, así, lo mío no fue reconocido”. A un salario emocional por premiación, corresponde varios descuentos.
En una universidad, el Networking valida que hay comunidad universitaria si un profesor de derecho conoce a uno de ingeniería o si el asistente de biblioteca ya no pasa gacho junto al rector o si la eminencia de Derecho sabe la suerte del que limpia, si todos se animan y ayudan en vicisitudes diversas.
Vigoriza el capital humano, lo cohesiona. Las empresas exitosas que he estudiado son empresas con mística, es la voz del jefe diciéndole a todos que les importa también en lo personal, es la voz de todos diciéndose lo mismo.
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