¿Conseguirá cubanizar el Perú?
Hace diez meses, Ricardo Cuenca, uno de esos tantos ministros de Educación nombrados por Pedro Castillo, precisaba que el presupuesto de su sector para el año 2021 -ascendente a S/ 32,375 millones-, “implica un incremento de 2.83 % respecto al del año anterior. Su fin es cumplir con los objetivos estratégicos del gobierno, entre ellos, el retorno gradual a clases y el aseguramiento de las condiciones necesarias para la reapertura de los colegios. También tiene como objetivo que ningún estudiante se quede sin acceso a la educación; normar el retorno gradual a clases; asegurar las condiciones necesarias para reapertura de las instituciones educativas; impulsar la reactivación económica a través de una oportuna ejecución de la cartera de inversiones; y promover dispositivos legales que mejoren la funcionalidad de sector y normen sus reformas.” Hasta acá, los hechos. Sin embargo, Castillo aprovechó su estancia en la ONU tanto para victimizarse como para despacharse contra el Congreso y la oposición. Uno de los temas que usó fue aquel discursete del “pobrecito yo; no me dejan gobernar”, para meterle cizaña al auditorio internacional lloriqueando porque “la Educación en el Perú desde hace muchos años pasa por mal momento”. Dijo que, siendo maestro, no ha podido hacer nada por mejorarla pues el Congreso es obstruccionista. Y remachando su majadería, agregó “no me deja gobernar.”
¿En qué quedamos entonces, Pedro Castillo? ¿Su ministro mintió o usted le ha mentido al mundo, para dejar mal parados a quienes se oponen a su gobierno plagado de ineptos, corruptos y simpatizantes de sendero luminoso, sometidos al dictado del comunismo sudaca que insiste en transformar las estructuras del Perú? ¡Quien mintió nuevamente es usted Pedro Castillo! Y aparte, aprovechó el pánico ante la ONU para lanzar un dardo sibilino, a través de un simbolismo hipócrita dirigido a tapar su verdadera intención: cambiar la Constitución del Perú por otra calcada de Cuba o de Venezuela. Lo hizo usando las siguientes palabras lanzadas a los cuatro vientos desde la ONU: “En vista de que el Perú tiene indicadores intensos de desigualdad y exclusión que comprenden valores éticos de la democracia y afecta la competetividad del Estado y la economía (…) es necesaria una transformación social (…)” Entonces, su objetivo sigue siendo cambiar la Constitución. Lo que ocurre es que estrategicamente no le conviene retomar ese mensaje en estos instantes, porque ve que su régimen hace agua por las turbulencias de sus incapacidades y sus mentiras; y por las irrefutables pruebas que tiene la Fiscalía de su podredumbre, tras haberle imputado ser el probable capo de una organización criminal destinada a robarle al Estado.
El Perú no debe seguir siendo gobernado por un sujeto mendaz; acusado por la Fiscalía como presunto jefe de una organización criminal, teniendo a su hija putativa purgando prisión por 36 meses y a su familia implicada en eso mismo, siendo Castillo un mentiroso contumaz con una intención letal y monotemática de cubanizar el Perú. Castillo miente a la sociedad, y miserablemente insistirá en seguir engañándola hasta conseguir el cambio de nuestra Constitución.
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