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Contemplándonos en el espejo cubano

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Fecha Publicación: 26/12/2021 - 23:00
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“La destrucción sistemática de las minas corresponde a una lógica militar senderista. Han empezado atacándola para que se vaya”, declaraba ayer a EXPRESO el jurista Enrique Ghersi. El desgobierno empuja pues al Perú al caos y la miseria. Obviamente no es sólo por impericia e inutilidad.

¡Es por consigna! Hay que derruir los cimientos de la sociedad Occidental que costó construir durante 200 años de República. ¿La meta? ¡Culpar al capitalismo de todos nuestros males! Y sobre sus cenizas, erigir la sociedad comunista calcada de Cuba y Venezuela que exigen los revolucionarios de sendero luminoso, patrocinados por Cerrón, que portan como mascarón de proa al hombre del sombrero. Es un plan preestablecido. No por Perú Posible, sino desde el Foro de Sao Paulo y los servicios secretos cubanos.

Es la manera descarada como Perú Libre viene fulminando al gremio minero, columna de nuestra economía. ¿La meta? Asfixiar al sector privado, imputándole “que explota la riqueza nacional arrasando el medioambiente”, uno de los estribillos más efectistas del neo comunismo resurgido tras la caída de la URSS.

Amable lector, el propósito de Raúl Castro, sobreviviente cubano del comunismo soviético; de Jong-un, heredero del carnicero norcoreano; y de los malandrines Maduro en Venezuela y Lula en Brasil, es que, a través de la promesa que “el Estado será el único propietario/empresario de la minería”; o el culebrón de una “segunda reforma agraria”; y/o que “la riqueza marítima” también será estatizada, el interés de esta cúpula, repetimos, es que Castillo consiga apoderarse de las minas, las tierras y del mar peruano. Consecuentemente, que los operadores de dicho patrimonio sean los puka de la organización criminal montada en Junín y dirigida por Cuba.

De esta manera el clan comunista trasnacional se apropiaría de importantes recursos para su subsistencia, asegurando a futuro su abastecimiento de materias primas estratégicas como las mineras, agrícolas e ictiológicas desde Perú; asimismo metales desde Bolivia y Chile; petróleo de Venezuela, y así sucesivamente.

Si no fuese por esa multimillonaria inversión privada que aún atrae nuestra minería, el Perú estaría en la peor de las bancarrotas. Recordemos que el régimen socialista de Velasco confiscó la principal mina peruana para formar Minero Perú. ¿Resultado? Una corrupción fenomenal, cero aportes al Estado y el despido de miles de trabajadores.

Pero al paso que vamos, esa necesaria renovación de equipos, futuras exploraciones, etc., que demanda nuestra minería, simplemente ya no podrá ser financiada porque los capitales privados –locales y foráneos- desconfían del régimen comunista instalado en palacio.

Por tanto, a corto plazo nuestra minería dejaría de aportar el ingente ingreso de divisas y de tributos que recibe el Estado, y consecuentemente regresaríamos a los tiempos de la escasez y hambruna que soportáramos hace varias décadas.

Si dejamos que siga avanzando este antropomórfico desgobierno, lograremos que en pocos meses quiebre el país. Consecuentemente, estamos alentando nuestro suicidio como sociedad, mirándonos tranquilamente al espejo y observándonos empobrecidos, hambreados, sojuzgados por las bestias pardas del comunismo. Es decir, aplaudiendo estúpidamente lo que pasa en Cuba, Venezuela y Corea. ¡Vacancia ya!

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