¡Continúa el desacato fiscal!
Una desesperada Delia Espinoza, hoy exfiscal de la Nación, manipulada por los caviares e ilegalmente encaramada en el noveno piso de la sede central del Ministerio Público, ahora busca refugio entre sus amigos jueces para evitar ir presa; y además, conseguir que algún “juez amigo” suyo suspenda, procese y condene a Patricia Benavides, la actual fiscal de la Nación repuesta por la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Esto, no obstante que el Poder Judicial ya ha rechazado otro pedido similar de la propia Espinoza, contra el igualmente repuesto fiscal supremo Tomás Gálvez.
Esa “Rebelión en la Granja”, como titulamos a nuestro comentario de ayer, liderada por la citada Espinoza —impulsada tras bambalinas por el tal Gorriti y su camorra mediático/jurídica caviar— continúa exhibiéndose en su esplendor dentro del local de la Fiscalía de la Nación, como demostración del estado catatónico en el que se encuentra el sistema de justicia de este país. Y como informó EXPRESO ayer, la sede central de la Fiscalía fue un circo donde durante horas “hubo un apagón en medio de la presencia de personajes faranduleros que, incluso, han sido condenados por asalto”, a todas luces citados por el entorno de Espinoza.
Entre tanto, esta fiscal en contumacia persistía en negarse a cumplir la resolución de la JNJ que, categóricamente, ordena “reponer a Patricia Benavides como fiscal de la Nación”, alegando ésta haber presentado un habeas corpus contra la Policía Nacional, exigiendo que “se abstenga de ejecutar actos que constituyan amenaza cierta e inminente contra mi libertad personal, particularmente en lo referido a detenciones arbitrarias bajo supuestos de flagrancia inexistente, vinculados a los presuntos delitos de desobediencia o resistencia a la autoridad y/o usurpación de funciones”.
Evidentemente, Espinoza sabe que su rebeldía acabará en un arresto porque, públicamente, ha cometido un flagrante delito.
De acuerdo a ley, si Espinoza se niega a acatar la resolución de la JNJ —que ordena su cese y la reposición de Patricia Benavides— enfrentará medidas legales y disciplinarias, pues, según expertos en derecho constitucional, la JNJ tiene la facultad de sancionar a los fiscales que incumplan sus decisiones.
Evidentemente, la negativa de Espinoza ha creado una crisis institucional dentro del Ministerio Público. La Junta de Fiscales Supremos, que la respalda, sostiene que la JNJ no tiene atribuciones para designar al fiscal de la Nación, decisión que corresponde solo a los fiscales supremos. Pero en ningún momento la JNJ ha “designado” a Patricia Benavides fiscal de la Nación. Su resolución precisa que la “ha repuesto en el cargo”, del cual ilícitamente fue separada por la anterior JNJ.
El debate sobre la crisis del Ministerio Público lo resuelve el Tribunal Constitucional; y en última instancia, el Congreso. Y precisamente Patricia Benavides ha recurrido al Parlamento para denunciar que su caso constituye un manifiesto quebrantamiento a la legalidad.
Asistimos a los estertores de una “victoria pírrica” de los caviares como zares del Ministerio Público, habiéndose apoderado de él inconstitucional y criminalmente durante un cuarto de siglo. ¡La ley y la Constitución amparan a la fiscal de la Nación Benavides!
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