¡Contra viento y marea!

En política, todo es posible. ¡Incluso que gobierne quien perdió las elecciones! Esta incongruencia pudiese llegar al extremo de facilitarle al perdedor –hasta a los partidos que integren una misma corriente ideológica perdedora (izquierda, por ejemplo)- la facultad de imponernos un violento cambio de estructuras, a través de una asamblea constituyente dirigida a cambiar las bases del Estado de Derecho, variando el sistema democrático por otro de corte dictatorial. Ya ocurrió en Bolivia, Venezuela y Nicaragua. En política, entonces, los números podrán decir una cosa; pero la práctica dicta lo contrario. Analicemos sino el resultado de las elecciones de abril 2021, y contrastémoslo con la realidad.

Triunfadora de las pasadas elecciones fue la Derecha, con 22.09 de los votos; seguida del Centro, que obtuvo 17.49% de las preferencias, y en el último lugar quedó la izquierda con apenas 17.37% de respaldo. Por último, un 43.05% de ciudadanos o no votó, o vició su voto o lo hizo en blanco. ¡Como fuere, sumando este cuadro, al final del día 82.63% de los votantes NO lo hicieron por la izquierda! ¡Pero por esas incoherencias que tiene una segunda vuelta en un país políticamente inmaduro y socialmente manejable como el nuestro, resulta que ganó la izquierda! Es decir, con apenas 17.37% de las preferencias en los votos hoy gobierna la izquierda, ¡y busca convertir al Perú en Venezuela! ¡Los peruanos tendríamos que ser no solo tontos, sino descastados para permitir que aquello que dicta la matemática se convierta en nada! ¡Y surja como verdad la prestidigitadora falacia de la brujería izquierdista, que reconvierte al fracaso en éxito y viceversa! Algo sumamente grave debe estar pasándole a nuestra sociedad, para que se aleje tanto de la realidad y caiga en aquel sopor de la desorientación, derrotada por el miedo, la grita callejera y la violencia asesina. Pero sobre todo, por prestarse a la manipulación mediática de los caviares. Aquel think tank de operadores, siempre dispuestos a “utilizar” a una mayoría socialconfusa, que viaja en una nave al garete, donde coinciden peruanos de derecha/centro, junto a quienes decidieron votar en blanco o viciado y/o con quienes optaron por no sufragar en aquellos comicios. ¡Hablamos entonces del 82.63% triunfador de las elecciones! La derecha ya no puede ni debe seguir siendo tan cobardona como para dejarse manipular por una farsa denominada izquierda, versada en narcotizar al pueblo con estrategias fantasmagóricas, tramadas fundamentalmente alrededor de resultados de una elecciones casi siempre manipuladas y direccionadas, como las de abril de 2021.

Ni con trampa ni con magia -como mayoría que somos en el país- permitiremos que la izquierda continúe retorciendo las buenas intenciones de los peruanos, que nunca suelen lidiar con chantajistas. Como lo hacen los izquierdistas, que utilizan a una poblada narcotizada, comprada y exacerbada por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla para transformarnos en una dictadura chavista, contraviniendo el resultado de los comicios de abril de 2021 que, contra viento y marea, determinó aquel rumbo de centro derecha que ha decidido mantener la inmensa mayoría de peruanos.

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