Corresponde debate legislativo con oposición disminuida
El Gobierno ha ingresado a un periodo de relativa estabilidad luego de 100 días de indecisiones y desatinos que lo ha hecho transitar por un periodo turbulento, que generó en la oposición una expectativa de vacancia.
Tres hechos han ocurrido para llegar a este estado: aislarse de Vladimir Cerrón, conseguir el voto de investidura de la premier Mirtha Vásquez y permitir el copamiento en puestos estratégicos por la llamada izquierda caviar. En este contexto el Ejecutivo tratará de imponer su agenda de izquierda, que muchos creyeron que era solo de Vladimir Cerrón.
Deben tener claro los ilusos de la “humalización” de Castillo, que tendrá que debatir: el incremento de impuestos por delegación de facultades, darle poder al Banco de la Nación para que opere como las entidades privadas del sistema financiero; involucrar a Petroperú en actividades de exploración y producción hidrocarburífera, además de distribución de gas natural; renegociación no solo del contrato de licencia de explotación de Camisea, sino los contratos ley (todas las concesiones); nacionalización de recursos naturales y la muchas veces negada Asamblea Constituyente.
La votación de la investidura de la primera ministra da una señal inequívoca de una oposición en minoría. Cinco disidencias en los partidos opositores Avanza País y Renovación Popular; mientras que Acción Popular alineada con el Gobierno, al igual que Alianza para el Progreso y Podemos Perú, con las excepciones de los congresistas: Echaíz, Chiabra y Anderson.
Los congresistas de oposición que aún subsisten tendrán que ilustrarse convenientemente para refutar las propuestas gubernamentales, deberán ser apoyados con argumentos sólidos y no solo con adjetivos, de los que nos consideramos discrepantes del oficialismo desde la sociedad civil.
El centro político tiene que recuperar un espacio, esto no solo puede ser una puja de izquierda y derecha, es decir entre los que quieren cambios extremistas y los que no aceptan ninguno.
Hay que hacer modificaciones manteniendo el equilibrio fiscal, aceptando variación de circunstancias respecto a las posiciones originales cuando se firmaron los contratos; de no ser así, el radicalismo se llevará por delante los avances conseguidos en 30 años.
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