¡CORRUPTA! ¡TU MAMÁ!
Al desfile cívico-militar que se desarrolla, con ocasión de las Fiestas Patrias, el 29 de julio, acuden muchas personas. Muchos de ellos son familiares de quienes desfilan y un contingente mayor asiste porque le agrada ver un espectáculo que solo sucede una vez al año. Son contaditas las personas que van para ver y aplaudir a la presidenta. Pero, como las cosas en nuestro país andan de cabeza, a la señora Dina Boluarte se le ocurrió trasladarse en un auto descapotado. Se la veía saludando a todos lados, donde no había nadie, pero como en los espectáculos bien preparados, tenía el libreto muy bien aprendido. Sus asesores le habrían pintado un mundo donde el público la aclamaría y vitorearía. Esto no sucedió, por el contrario, ocurrió lo que todos sabemos: un indignado ciudadano le gritó ¡Corrupta! y ella en automático respondió ¡tu mamá!
La desfachatez con la que aparenta sentirse “superior” a los demás la ciega a tal punto que no puede distinguir lo bueno de lo malo y sus escasas capacidades de autocontrol la llevaron al extremo de hacer el papelón y ser el hazmerreír de la gente . La presidenta se ha empeñado en sobresalir entre lo más chabacano, lo extraordinariamente ordinario; cada uno de sus actos dan muestra de ello. Cada vez trata de presumir de lo que no es y cada vez más deja notar su esencia simplona, ramplona, llena de nada. Su absoluta mediocridad moral, intelectual y de carácter brilla tanto como los Rolex que usa.
Lamentablemente, esto es un pésimo ejemplo de la presidenta y pasa a ser un evento ante el cual todos los ciudadanos sentimos vergüenza ajena. Para nuestros niños esto es demoledor, en estos tiempos ellos acceden rápidamente a la información en redes sociales, y de inmediato la ven como una persona intolerante con quienes discrepan con ella, incluso a viva voz. Esto demuestra escasa formación cívica y falta de empatía con los demás. Titánico es el trabajo que nos espera en los hogares y en la escuela.
Para la presidenta es “ella” y nadie más. En esa creencia lo único que revela es su absoluta limitación que linda con la mediocridad. Lo peor es que cree que no nos percatamos de ello y que así arribará a buen puerto. No se da cuenta de que su estadía en el poder es pasajera, apenas termine de cantar el gallo será enrostrada por la cruda realidad. Es lo que sucederá con la señora Dina Boluarte, más temprano que tarde dejará de ser presidenta y ya no tendrá tiempo para adornar más su fingida sonrisa. La historia no la olvidará y será también cruel con ella.
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