Cotejando realidades
Comparemos situaciones reales con la vecindad. ¡Básicamente, contrastemos el daño que ha producido la pandemia Covid al Perú respecto a lo sucedido en Chile! Antes es necesario recordar que la vecina nación ha soportado todo un año de multimillonarios destrozos en su valiosa infraestructura capitalina –en la práctica ha tenido que rehacer gran parte de las estaciones del Metro– producto de una violencia comunista desatada por orden del Foro de Sao Paulo. Además, ha sufrido los embates de una accidentada convocatoria a elecciones para votar por una asamblea constituyente; la cual paralizó en gran proporción –sin duda ralentizó gravemente– las actividades económicas. Todo ello con el consecuente perjuicio al desarrollo del país. Además, Chile ha resistido el brutal declive de sus multimillonarias inversiones en el Perú, lo que le ha significado pérdidas siderales que, igualmente, afectan en buena proporción el crecimiento de su economía. Pese a todo, la Economía chilena no se ha pauperizado en cuantificación tan colosal como lo que ha sucedido en el Perú. ¡Acá hemos retrocedido a estratos de los terribles años ochenta! Período de la quiebra financiera, social y política del país, consecuencia de sucesivos gobernantes socialistas. Empezando por un golpista de izquierdas, Velasco; continuando por un blandengue Belaunde que no movió un dedo para corregir políticas tan tóxicas como las metástasis de las empresas estatales, la “reforma” agraria, la equivocada industrialización basada en la no competencia y en el cierre de mercados externos vía aranceles prohibitivos, etc. Y finalmente, todo aquello estoqueado por el populismo de Alan García. Aunque hay que sumarle un condimento terrible para alcanzar semejante atraso socioeconómico: el sanguinario cuarto de siglo de terrorismo vivido durante esos 25 años.
¿Por qué Chile no sucumbió como Perú? Primero, Chile no tuvo terrorismo. Segundo, el estrato de corrupción alentado por politicastros como Toledo, Humala, Villarán, PPK y Vizcarra (robándole US$ 25,000 millones al Estado, junto con Odebrecht, el Club de la Construcción, etc.), generó tal conmoción ciudadana que redujo la inversión privada y pública, afectando consecuentemente el desarrollo nacional. Encima, todo agravado por corrosivas políticas socioeconómicas populistas aplicadas por Humala; aparte del desgobierno socialista de PPK, Vizcarra y Sagasti. Mientras tanto, Chile avanzaba de manera sistemática y poderosa gracias a las políticas del derechista Sebastián Piñera.
Sigamos. Hasta la fecha el Perú ha vacunado contra el Covid apenas a 23% de toda su población; mientras en Chile la vacunación hoy supera el 82%. Algo muy revelador de lo que significa tener gobernantes ideológicamente en las antípodas. Es más, Perú lidera la relación de naciones que peor ha gestionado la peste Covid y exhibe el récord planetario con mayor cifra de muertos por número de habitantes. ¡Incluso el Perú es uno de los países más atrasados en importar vacunas! Esta temeridad les compete al miserable Vizcarra como al bellaco Sagasti. Y como van las cosas, Castillo seguirá ese mismo camino.
A quienes votaron por Castillo; no sufragaron por la derecha; eligieron en blanco; o no fueron a votar de puro “políticamente correctos”, les espetamos: ¿Quieres comunismo? ¡Toma mientras! ¡Gracias por su canallada!
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