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Creando quimeras

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Fecha Publicación: 14/02/2023 - 22:35
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Hay que reconocerles ciertas virtudes a aquellos de la otra orilla. Son buenos inventando historias. Han quedado una narrativa que ha sido repetida por 20 años y que, lamentablemente, ha logrado calar en grandes porciones de la población nacional.

Estas historias no se alejan mucho de la mitología griega. Para aquellos antiguos barbados, la quimera era un monstruo femenino que lanzaba fuego por la boca, con la parte delantera de un león, el centro de una cabra y la trasera de un dragón. Es decir, una perfecta construcción aterradora. Pero, como en todo mito griego, hay un héroe, cuyo propósito es, precisamente, vencer al susodicho monstruo.

Acá en el Perú hay varias quimeras, pero una reina por encima de todas: el fujimorismo. Pero no el partido Fuerza Popular, sino el mito del fujimorismo. Un término gaseoso que puede ser reemplazado por otros adjetivos calificativos y peyorativos para culpar de todos los males de la humanidad. No es extraño entonces que, ante cualquier dificultad que encuentre la izquierda, suele tildar a alguien de fujimorista, para que resuene en la población con miedo. Con un miedo cosechado después de 20 años de esfuerzo mitológico.

Como mencionaba líneas arriba, no hay antagonista sin protagonista. Si hay una quimera tiene que haber un Belerofonte para proteger al común de los mortales. La izquierda, entonces, ha disfrazado a ese héroe de diferentes maneras, aunque la careta más reciente tiene que ser la Asamblea Constituyente. Una “alada” solución a todos los problemas que encarna ese monstruo que deambula aterrorizando a los peruanos desde décadas atrás.

Es un negocio redondo. Se infunde el miedo y luego se crea la necesidad de salvación. Pero Belerofonte no puede solo, el héroe tiene que ser empoderado por los demás para que se sienta como una extensión de las voluntades populares y no como un paladín actuando por cuenta propia.

Esta no es la primera quimera que se crea. Hay muchas otras como el “neoliberalismo”. El comodín de los “académicos” de izquierda para culpar modelos económicos que les dan de comer. Nuevamente, se trata de monstruos compuestos por partes de muchos animales, lo que permiten que sean interpretados de formas ilimitadas según la perspectiva del observador. Una vez creado el mito, se deja a la imaginación de los demás lo que puede ocurrir si no llega un Belerofonte para salvar el día.

Hay que aprender a diferenciar entre mitos y realidad. No dejes que la izquierda te venda historias.

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