Crece la deuda pública al compás del Covid-19
María Antonieta Alva, la titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en cita con Standard & Poor’s ha señalado “que tenemos el riesgo país más bajo después de Chile”, ya que la deuda en comparación con el tamaño de la economía es una de las más bajas de América Latina y porque en los últimos 22 años (después del Plan Brady) el Perú ha honrado con sacrificio y sin chistar sus obligaciones financieras.
Sin embargo, la ministra Alva soslaya que en los últimos 3.5 años (junio 2016-diciembre 2020), que justamente coinciden con la gestión del gobierno de Martín Vizcarra y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), la deuda pública ha crecido en S/65,520 millones, algo así como US$ 19,735 millones (BCR-Cuadro 121 de la Nota Semanal).
Ha pasado de S/140,335 millones (junio 2016) a S/205,855 millones (diciembre 2019). Es decir, viene creciendo a una velocidad anual de S/18,720 millones (US$ 5,639 millones).
Dicho de otra manera, cada niño en el Perú no solo nace con un pan bajo el brazo, sino que también hereda una deuda de S/6,407 (US$1,831), que es el resultado de repartir los S/206,000 millones entre más de 32 millones habitantes.
Hemos sido testigos en este accidentado gobierno de Vizcarra-PPK de un verdadero festival de bonos. Si bien los seis ministros de Economía de este período han preferido emitir Bonos Soberanos en soles antes que Bonos Globales en dólares mediante las llamadas Operaciones de Administración de Deuda con la promesa de que se “intercambiarían” Bonos Soberanos rescatando en el mercado los Bonos Globales del Perú, nada de eso ha sucedido. El stock de la deuda en dólares apenas se ha reducido en US$ 713 millones.
Según la página web del MEF, la emisión de Bonos Soberanos (S/90,226 millones) ha servido:
-El 52% (S/46,633 millones) para Operaciones de Administración de Deuda;
-El 20% (S/17,967 milllones) al apoyo a la balanza de pagos y el 11% (S/10,106 millones) al prefinanciamiento. Es decir, pago de burocracia y compra de bienes y servicios; y
-El 17% (S/15,522 millones), una pequeña parte de este gigantesco endeudamiento, para financiar proyectos de inversión pública.
Ahora, con el pánico del Covid-19 y con un pronóstico reservado respecto del crecimiento del PBI en 2020, todo parece indicar que la ministra Alva tendrá que recurrir a la tarjeta de crédito; es decir, a los Bonos Soberanos que se espera que tengan mejor destino que los anteriores emisiones. Dios la guíe.