Creencias y realidad sobre los gatos

Su personalidad y su gran agilidad han hecho que los gatos se vuelvan tan parte del núcleo familiar como los canes, cada día vemos más tenedores inclinando sus expectativas hacia los mininos, pues ellos marcan diferencias en la convivencia con los gatos, lo cual iremos dilucidando más adelante. De hecho, que sumado a ello aún permanecen las creencias sobre estos bellos animales, respecto al cuidado que da en una casa, o su implicancia en la protección del hogar, etc.

Empecemos con el olor. Este es uno de los mitos que más prevalece sobre los gatos, de acuerdo, puede ser verdad, pero esta se basa no en el animal propiamente dicho, sino en su orina y heces pues tienen un olor fuerte; sin embargo, la modernidad y evolución le otorga una solución a ese detalle y me refiero a una caja y arena pues son esenciales para que el gato pueda hacer sus necesidades en un lugar adecuado. Así, el tutor también puede mantener un ambiente limpio y libre de olores en su hogar.

¿Cuidados particulares? Pues sí, analizamos la tenencia responsable de un can y un gato; y nos vamos a dar cuenta que los gatos son como un adolescente que está pasando a la adultez y ya requiere autonomía de decisiones en su vida, me refiero al carácter independiente de estos animales, el cual los hace una mascota fácil de cuidar y mantener, dado que son sumamente independientes y más aún cuando están esterilizados.

Como todo ser sintiente, los gatos necesitan una correcta alimentación, ejercicio, higiene, juegos y un ambiente positivo en donde pueda convivir con su familia humana. Asegúrate de poder satisfacer estas necesidades antes de adoptar uno. Descartamos un carácter conflictivo o tóxico pues muchas personas piensan que son agresivos o violentos. La verdad es que los gatos tienden a ser animales independientes y hasta solitarios. Sin embargo, son muy afectuosos con su familia, o con humanos cercanos.
¿Enemistad entre canes y perros? El resultado del encuentro entre un perro y un gato depende de muchos factores. Si es la primera vez que se encuentran, es posible que sientan tensión y no se lleven bien.

Sin embargo, si tanto el perro como el gato han tenido una correcta socialización o se conocen desde cachorros será normal que tengan una buena relación. Y si se llegan a conocerse de adultos, pues es menester preparar el terreno y poco a poco juntarlos, nunca ejercer presión, pero tampoco demostrarles o transmitirles miedo, pues ambos perciben esos sentimientos. Jamás debemos darle más cariño o importancia a uno más que a otro, pues ellos son como niños y debemos equilibrar el respeto y cariño tanto al can como al gato y asegurar que esa convivencia que inicia será positiva. Finalmente, si uno decide adoptar un gato que sea por convicción, por amor a los animales, pero no por un mito que nos dice que mediante ellos va a impedir que entre la energía negativa al hogar o que es bueno el gato para comer ratones, porque eso sería utilizar a un animal para un trabajo lo cual lo convierte en una inadecuada tenencia y carencia de amor, afecto y, más aún, sobre todo ausencia de respeto a la vida animal.

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