Crisis de candidatos
Estamos a pocos días de concluir el año, ad portas de una elección congresal sui géneris que no tiene eco en el soberano, que no cala en la gente -que más piensa en la Navidad y el Año Nuevo- salvo en la mente de aventureros que se creen la última chicha del verano y pregonan sobre la reducción del sueldo como congresistas y la inmunidad parlamentaria y de allí no salen, su cerebrito… no les da para más, desconocen de Derecho Constitucional y lo que señala el Reglamento del Congreso de la República, que tiene rango de ley.
Cerrando el año, hay que hacer un recuento triste, doloroso y vergonzoso. Kuczynski tuvo que renunciar a la presidencia de la República, César Villanueva complotó la vacancia y hoy purga prisión preventiva, Vizcarra satanizó al Parlamento con sus huestes y con el apoyo de los medios de comunicación social convertidos en portavoces del felón, a través de una “denegación fáctica” se cerró el Congreso ante el aplauso de una masa ignara, se mató Alan García, Keiko estuvo presa, se desperdició dinero en un referéndum caprichoso del inquilino de Palacio.
Los partidos políticos y los candidatos están en el hoyo del desprestigio, nadie les cree y nadie piensa en ellos en vísperas de estas fiestas; el clima político está casi congelado y la indiferencia brilla radiante como el sol; el 26 de enero tendremos que emitir nuestro voto y este Congreso de la República en vísperas del Bicentenario será el peor de toda nuestra época republicana, basta con revisar las listas de candidatos que buscan un escaño, como si el Parlamento fuese un Wawa Wasi para recibir infantes…
Las redes sociales serán preponderantes, ante la desconfianza en los medios de comunicación social, alrededor del 60% del soberano recién decidirá su voto la última semana de las elecciones.
Un 51 % del electorado no tiene preferencia alguna, el 34 % dice que votará en blanco o viciado y un 17 % no precisa, según la última encuesta.
Cabe precisar que desde el cierre del Congreso, el Ejecutivo emitió 25 Decretos de Urgencia (DU) una norma por cada tres días, un uso excesivo de esta facultad, que podría incluso tener consecuencias legales ante el nuevo Parlamento, siempre y cuando tengan la decencia y el coraje de actuar dentro de los cauces constitucionales y parlamentarios que les asiste.
Vizcarra asumió legislar cuando no tiene esa facultad porque así lo establece la Ley de leyes, pero el dictador hace lo que quiere, mientras salen a la luz más actos de corrupción y donde ministros cuestionados acaban de recibir apenas 60 mil soles, para pasar su Nochebuena.
Decir que “tenemos que usar hasta el último sol para mejorar el nivel de vida de los peruanos” es otra mentira más del dictador Vizcarra, así como aquella donde pregona que tenemos “…la necesidad de luchar contra la corrupción en todo el país”.