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¿Cuánto más durará esta pesadilla?

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Fecha Publicación: 07/07/2022 - 23:00
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Ojalá que el Legislativo mantenga abierto y activo el archivo que registra el rosario de delitos en que vienen incurriendo Pedro Castillo, sus familiares y allegados, desde que resultase electo presidente en circunstancias que jamás han sido aclaradas por este cuestionado jurado electoral. ¡Desde su origen, la presidencia de Castillo está sellada por la corruptela. Recordemos! Jorge Salas, presidente del JNE, rechazó contrastar el padrón de ONPE con un universo de actas cuestionadas. ¿Miedo? ¡Lo que fuere! ¡El hecho es que el tal Salas se negó a demostrar que dichos comicios fueron limpios! Consecuentemente los peruanos tenemos todo el derecho a dudar de él y a disputar la validez del proceso que desembocó en el triunfo del comunismo/analfabetismo, como fórmula de gobierno para el país. Desde ahí el Perú vive entre amenaza y amenaza: la asamblea constituyente para convertirnos en versión andina de Cuba y Venezuela; y la corrupción con idiotismo que practican el mandatario y su régimen de incapacitados, incluyendo a ministros y demás altos funcionarios que han copado el Estado.

Es evidente que ese glosario de trasgresiones legales, penales, constitucionales, etc., que hasta la fecha ha cometido Castillo, no garantiza que ahí termine su maratón en procura del récord planetario para coronar al político que mayores premios registre en el medallero olímpico de la corrupción. Cada día aparecen nuevos records en distintos rubros, todos a nombre de Castillo y su gobierno. Por ello resulta fundamental en este caso, que el Congreso lleve fielmente ese registro, para presentarlo tanto al momento de plantear la tercera –y esperamos que sea la definitiva- moción de vacancia; como para sustentar una contundente denuncia constitucional que siente cátedra para que, en adelante, ningún analfabeto y/o corrupto se nuevamente atreva a presidir el Perú.

Es complejo imaginar lo extenso que resulta mantener al día este inventario de faltas, de atropellos, de delitos comunes y de quebrantos constitucionales que, sólo en once meses y días, ha cometido Pedro Castillo Terrones, en connivencia con sus familiares, partidarios y amiguetes. Algunos de mayor gravedad que otros. Aunque todos ellos conducentes a un mismo objetivo: violentar la ley. Un mínimo común denominador que demuestra, definitivamente, que este sujeto está incapacitado para gobernar el Perú. Un registro que resultaría ocioso repetirlo una, otra y otra vez, cuando alguien quiera recordarle al público quién esta hoy al mando de la nación. No solo indigna, sino que avergüenza contextualizar estos meses tan dramáticos que les ha tocado vivir a los peruanos, en un país que ahora el mundo entero lo considera un hazmerreír por culpa de un sujeto oportunista, primitivo, ineducado, chabacano, mentiroso y absolutamente amoral que funge de mandatario. Lo desafortunado es que esta concepción del Perú actual hace que se olvide nuestra bicentenaria y riquísima transición republicana, aparte del gran pasado histórico -tanto preincaico, incaico como virreinal- por el que ha transcurrido nuestra nación, hoy ocupada por una mafia corrupto-comunista. Esto es, por la amalgama comunista sudaca que reina en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, naciones latinoamericanas que han fracasado socioeconómicamente.

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