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Cuarentena: ¿crisis u oportunidad?

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Fecha Publicación: 30/06/2020 - 20:50
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En el gran tema de la salud mental, muchos y en todas partes del mundo afirman que la cuarentena es una crisis aguda, dramática, de efectos devastadores. Otros, muchísimos menos, señalan que, por el contrario, se trata de una oportunidad no buscada y anhelada, pero que puede traer más consecuencias positivas que negativas para seguir avanzando y construyendo como antes o quizás, mejor que antes, nuestra personalidad y circunstancia.

Me ha impresionado una declaración de Elke Van Hoof, profesora de psicología de la Universidad de Vrije, Bruselas, y especialista en estrés y trauma, de que el confinamiento por la pandemia es el mayor experimento psicológico de la historia. Ello, porque 2,600 millones de personas, es decir un tercio de la población mundial, fueron puestas bajo algún tipo de cuarentena, señaló. Y ha añadido: “El daño ocasionado por el confinamiento será mucho mayor que cualquier daño del covid-19 que se haya evitado.”

Aunque la propia Dra. Van Hoof también ha dicho que “tenemos la fortaleza para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos, sin importar en la difícil situación en la que nos encontremos”, su pronóstico no deja de ser desesperanzador.

En cuanto a nuestro país, hemos escuchado una voz reveladora e ilustrada sobre este panorama. Es la del sociólogo y psiquiatra Humberto Castillo, director general del Instituto Nacional de Salud Mental Hideyo Noguchi, quien en una entrevista publicada anteayer lunes por EXPRESO, nos dijo que él era también uno de los que pensaban que esas consecuencias serían muy negativas para todos. Pero no ha sido así, nos ha ratificado con esperanza. Mi visión – nos dijo- es que las personas han podido tener el cuerpo atrapado, pero la mente libre. “La gente ha estado trabajando, divirtiéndose, reuniéndose virtualmente, las tecnologías de la comunicación han impedido este efecto devastador que podría haber tenido el confinamiento en el mundo subjetivo. Es más también creo que ha habido situaciones en las que las personas han logrado calmar algunas cosas. Salir al cine, al concierto, a la discoteca, también se había convertido en rituales que vulneraban la propia libertad del sujeto. Digo rituales porque la gente va a una discoteca y se pone en un “modo”, en un ritmo que no necesariamente es parte expresiva de su ser, ni una expresión auténtica, sino es parte de un ritual. El espacio público también es un espacio de presión para el sujeto, también la institución “fin de semana” terminaba siendo restrictiva para muchas personas”. He hablado con pacientes –nos contaba- que tenían la tendencia de consumo de diversas sustancias, de vincularse en relaciones inestables y tóxicas, ellas están mucho mejor con el confinamiento, han reducido su angustia, su ansiedad, se han ido adaptando y se sienten contenidas, con límites, protegidas, más seguras.

El confinamiento ha sido muy mortificante, subraya, para un tercio, al cual se le han cerrado sus espacios de liberación. Otro tercio ha fortalecido los vínculos más cercanos y reducido la toxicidad del espacio público. Y finalmente el último tercio – que me preocupa mucho, rubricó- es el que ha tenido pérdidas materiales, el trabajo, el sustento.

La gran herencia de la cuarentena -ha afirmado el Dr. Castillo- es que tenemos a partir de ahora que hacernos cargo de nuestra salud mental.