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Cuartel primero

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Fecha Publicación: 19/02/2022 - 21:15
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Por Willy Terry

Hablar del barrio de Monserrate es referirse en primer lugar a su legendario Cuartel Primero; comisaría ubicada frente a la plazuela del mismo nombre y al costado de su consagrada iglesia; barrio completo, con tradición, memoria colectiva y sobre todo historia callejera. Lo dicen Rafael Matallana o David Farfán cuando entonan el vals MONSERRATE de Aurelio Collantes y Jorge Pérez “El Carreta” o también Otiniano, Barrios y Cossío cantando CUARTEL PRIMERO de Mario Ubillús Martino. Si nos referimos a la música criolla nos encontramos con que muchas de sus calles han albergado y siguen albergando a los recordados Centros Musicales.

El Felipe Pinglo en Conde de Superunda; el Bocanegra en el Jr. Chancay; el Huancavelica en el Jr. Ica; el Sentir de los Barrios en Angaraes y el Centro Musical Unión en el Jr. Tayacaja. Precisamente de este último emporio del criollismo proviene el magnífico guitarrista don Máximo Dávila Farfán; a quien tuvimos hace poco, el privilegio de admirarlo, apreciarlo y quererlo en esta etapa de nuestras vidas.

Don Máximo, luego de una dilatada trayectoria musical y de haber vestido de armonía muchos éxitos en la discografía criolla, merecería un reconocimiento a nivel gubernamental, un homenaje en vida traducido en una pensión vitalicia, en un servicio social efectivo, que vele por su salud, por su estabilidad emocional y por ese talento maravilloso que todavía demuestra con su guitarra en cualquier escenario.

Es un buen momento para que la generación actual conozca y reconozca a un maestro con características superlativas en el uso de la guitarra; su versatilidad para el dominio de géneros distintos a los criollos; su inacabable creatividad, su sonido, los recursos de los que hace gala digitando o armonizando; es decir, hablamos de un músico que siempre marcó diferencias, ya sea al lado de sus hermanos Carlos y Julio que ya no nos acompaña; al lado de los inmensos Urquizo y Reyes o en performances individuales.

El barrio lo hace suyo, lo idolatra, lo sigue, lo busca, lo consigue; ¿pero saben qué? Eso no basta. Máximo necesita mucho más que eso; necesita calidad de vida; bienestar, tranquilidad. Hagamos una cruzada de solidaridad por este irrepetible artista; hombre de pueblo, talento indiscutible, ser humano como todos, aquel que toca la guitarra, que ríe, que sufre, que calla y que seguramente se quiebra en su soledad. Máximo Dávila Farfán, orgullo del Cuartel Primero.

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