“Cuentos oscuros para días luminosos”, la narrativa fantástica de Vilo Arévalo

Dentro de la narrativa peruana reciente, es importante destacar el trabajo del escritor Vilo Arévalo Pérez, autor de “Cuentos oscuros para días luminosos” (Ed. Atenhea, 2021), un conjunto de relatos que -tal como anuncia el título- tiene como denominador común una temática que bordea el terror y el abismo.

Publicado en el año en que la pandemia alcanzaba su pico más alto de mortandad, en estas narraciones se respira un aire de angustia y obsesión, como si la existencia estuviera al borde del abismo. En esa línea, se confirma que en cada uno de estos relatos, el lector puede avizorar un universo donde desfilan una serie de personajes bizarros, casi en la orilla opuesta al estereotipo del héroe tradicional, abordando una temática poco convencional en la narrativa peruana: el mundo de la pesadilla, el absurdo y la desesperación.

Creo que es acertada la comparación de este clima lóbrego y opresivo, casi desesperanzador, con la obra del escritor checo Franz Kafka, salvando las distancias con el autor de “La metamorfosis”, ya que, siguiendo el modelo kafkiano, el autor construye historias con un ambiente opresivo y asfixiante, pero que a la vez puede resultar un recurso literario para atrapar al público. Las ilustraciones de Nady Maguiña contribuyen a matizar este panorama de literatura fantástica.

El libro contiene los siguientes relatos: “Colección”, “Atrapada”, “La lección que faltaba”, “Solo con un vaso de agua”, “La herencia familiar”, “Esclavas”, “Maud Clodette”, “Sacrificio”, “Espejo que busca empleo” y “Castigo a la broma cruel”.

En “Colección”, el primer relato de libro, asistimos a una escena que nos remite a los ghettos de exclusión. El personaje, está herido: “Su cabeza le dolía y una ligera protuberancia en la parte trasera de su cráneo era señal segura de un golpe fuerte. Alguien lo había incapacitado y encerrado. Su mente estaba atontada. Por el silencio que se sentía, los guardias no se encontraban en sus puestos al otro lado de la puerta”.

Por su parte, “Atrapada” es el monólogo angustiante en primera persona de una mujer al filo de la encrucijada: “Tengo miedo… leí sobre la desaparición de varios de nosotros sin dejar rastro que seguir para encontrarlos. No cabe duda que fueron secuestrados por cualquiera de ambos bandos, aunque pensé que eran mitos urbanos o cuentos que se les narra a los niños, pero ahora los he visto con mis ojos. Si voy a mi casa, sería demasiado peligroso para mi hijo y mi esposo. No puedo arriesgarlos. Tengo que ir a otro lado…”.

Todos los relatos van en esa línea. Uno de los más logrados bordea el surrealismo: “Espejo que busca empleo”, donde se aprecian ecos de absurdos cuentos de hadas, que en el fondo se han convertido ahora en estas leyendas urbanas y fantasmales tejidas por Vilo Arévalo, escritor que tiene mucho por aportar a la literatura peruana.
(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para VIACTEC.

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