Cuestión de buena fe
Hoy en el Perú, la crisis política se agudiza cada día más debido al poco interés de las fuerzas políticas en buscar soluciones para la crisis institucional creada por las mismas instituciones del Estado. Además, el gobierno de Boluarte intenta groseramente generar un “establishment” propio, colocando piezas clave en la gestión pública del Estado para obtener un mejor control del aparato estatal.
Tenemos un gobierno de “backup” que aspira a tener las condiciones de un gobierno legítimo. Lamentablemente, su asunción al poder estuvo rodeada de muchas suspicacias para muchos peruanos y tuvo que aceptarse en nombre de la “democracia”, pero como dice el dicho, todo lo que empieza mal, acaba mal.
En ese sentido, debe surgir la buena fe de la clase política y tratar de entrar en una simbiosis política que permita proteger la subsistencia de la democracia en el Perú a través de este régimen. Nuestra democracia está actualmente amenazada más que nunca y ha sido instrumentalizada por entes mercantilistas (partidos políticos) que, en lugar de proteger el estatus constitucional, han utilizado el sistema como un andamiaje cleptocrático para su propio interés. Desde este enfoque, el Perú nunca avanzará; seguirá disperso, y los peruanos continuarán añorando el último gobierno aprista, durante el cual el país tuvo un crecimiento económico superior al 5%, generando una sensación de progreso y desarrollo, que no contribuyo en nada al desarrollo de nuestro país, sino solo a beneficiar a algunos grupos de poder.
Esta buena fe política incluye que debe generarse una protección al gobierno actual. Si este gobierno es destituido, podríamos entrar en un círculo vicioso nos llevaría a dos posibles escenarios: una república progresista que deje al Perú en manos del globalismo, o un gobierno de izquierda radical que busque refundar el país a través de una constituyente, ya sea por voluntad popular o por la fuerza, del cual tampoco sería fácil regresar.
Por esta razón, es importante tomar conciencia de todos los acontecimientos que se están suscitando en el Perú día a día. La corrupción a flor de piel, las pugnas entre los poderes del Estado, la desmantelación de las instituciones públicas y la inseguridad ciudadana que avanza a pasos agigantados son algunos de los problemas que los peruanos enfrentamos actualmente.
A manera de conclusión, podemos decir que el futuro del Perú está en manos de los actuales actores políticos. Sin acciones concretas, el curso del país no dependerá de un nuevo ciclo electoral ni de un periodo más con expectativas, sino que abrirá una puerta donde los peruanos corremos el riesgo de perder nuestro Estado de derecho. Por lo tanto, es necesario actuar ahora.
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