Cuestión de confianza

El Congreso concedió la confianza al poco fiable Gabinete Bellido por más de veinte votos de diferencia. Desde el primer día del debate se vislumbraba que la votación sería favorable, mas no por tamaña diferencia y menos cuando la exposición del cuestionado presidente del Consejo de Ministros estuvo plagada de una lista de ofrecimientos populistas y multimillonarios de subsidios, inversiones y gastos públicos a doquier sin garantizar ni demostrar la fuente de su financiamiento y cuando el propio Consejo Fiscal responsable de advertir al Gobierno en materia macroeconómica dejó sentada la duda sobre su sostenibilidad dada la grave crisis. Si a eso se añade que la maquillada Política General Pública expuesta por el premier resulta inverosímil a la luz de los antecedentes antidemocráticos y antiliberales del régimen y la impresentable composición ministerial del Ejecutivo –con una que otra honrosa excepción- a lo que se suma el absoluto ninguneo del papel fundamental que desempeña en el proceso económico la empresa e inversión privadas salvo para exprimirlas y aumentar la presión tributaria, no queda más por decir que a otro con ese cuento y que de poco tranquiliza a la Nación el argumento  de que la “confianza negociada” no es un cheque en blanco. Hechos y no palabras.

No sorprende esta nueva división de la oposición demócrata sea por estrategia, táctica o fin subalterno que si bien puede explicarse por la coyuntura no deja de ser decepcionante. Empero, para lo que se juega a partir de ahora, la ciudadanía espera y exige control político, compromiso y acción parlamentaria en defensa del Estado Democrático y Constitucional de Derecho que también se reclama en la calle. ¡AMÉN!

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