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Cuidado con la reforma política de moda

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Fecha Publicación: 26/12/2022 - 23:20
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Los regímenes políticos van tomando forma según la ideología predominante, las características de cada sociedad y la calidad de la élite política. El adoptar la democracia como sistema no basta para alcanzar un estándar satisfactorio, siempre hay nuevos retos como lo fue, en su momento, el voto femenino aprobado en Inglaterra, recién en 1920. Esa, como toda reforma, tenía un objetivo coherente con los principios democráticos: todas las personas que pueden resultar afectadas por las decisiones políticas deben poder elegir como representantes a intermediarios que tengan su misma perspectiva política.

La democracia representativa, para mejorar, necesita evolucionar progresivamente, lo que atenta contra la poca paciencia de las sociedades inexpertas, siempre proclives al discurso del milagroso cambio radical. Para debilitarla, los demagogos desarrollaron peligrosos instrumentos como los plebiscitos y referéndums que han sido utilizados por dictadores de todos los colores, porque son fácilmente manipulados desde el poder. En esa línea está la ‘no reelección’, que le quita todo incentivo al elegido por mantener la confianza de sus electores, la dificultad para financiar la campaña electoral con dinero de los ciudadanos y, en especial, el falso reemplazo del cabal ejercicio de la política por reglas jurídicas carentes de lógica.

Como hace pocos años, todas las propuestas reciben el apoyo entusiasta de especialistas subordinados a la moda; cuando las evidencias demuestran que la medida aprobada fue inconveniente, no asumen su responsabilidad y dedican esfuerzo en auspiciar otras. Un ejemplo actual es el tratar de imitar a Francia eligiendo a los diputados conjuntamente con la segunda vuelta presidencial, todo porque en la primera elección de Macron, sus listas lograron la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional. Por el dogma de que el Poder Ejecutivo debe contar con mayoría propia, aun de forma ficticia, se quiere imitar mecánicamente la experiencia gala sin medir la consecuencia obvia: la frágil representatividad de los parlamentarios que fueron elegidos por efecto de arrastre.

Teóricamente, Castillo también lo hubiera logrado y estaríamos camino al comunismo, pero la ficción no está garantizada, pues en su reelección Macron no logró la mayoría sino tan solo la primera minoría; no se pueden reemplazar las alianzas y compromisos políticos con un mero instrumento jurídico.

Toda reforma debe estar dirigida a fortalecer la democracia representativa; a los partidos políticos programáticos con vocación de permanencia; y al Congreso, que es la expresión democrática de todas las tendencias importantes, propiciando que los mejores profesionales, emprendedores y líderes sociales postulen en las listas parlamentarias de su predilección, revisando para ello la obligatoria dedicación exclusiva como las incompatibilidades para quienes no manejan individualmente dinero público, como sí lo hacen los integrantes del Poder Ejecutivo.

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