ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Cupido lanza sus flechas

Imagen
Fecha Publicación: 26/09/2024 - 22:00
Escucha esta nota

Cupido, o nuestro propio niño, contento y desnudo, saca una flecha del carcaj y con una venda en los ojos, con su arco, la tira al aire. Entonces, Himeneo, o nuestro propio adulto, si se trata de un amor correspondido, toma la flecha y asume la tarea difícil de darle un destino. El inicio de la lógica del amor es que Cupido es “la fatalidad de la locura”, e Himeneo, su medio hermano, al contrario, es “la cordura”. La hipótesis de trabajo de este artículo es que la flecha del amor, o el flechazo, tiene un camino curvo de 180° en el aire, y un camino sin forma geométrica pre determinada, o determinada, una vez en tierra cuando ha dado en un objetivo convertido en ser amado. Es decir que, nos flechamos nosotros mismos: En el aire no controlamos el destino del enamoramiento, pero una vez en tierra sí podemos construir el destino del amor. Este artículo es el intertexto del libro del filósofo profeta –en el sentido weberiano, porque le habla de filosofía al pueblo– llamado Darío Sztajnszrajber, titulado “El amor es imposible. Ocho tesis filosóficas”, editado por Ariel, el 2023. Sztajnszrajber se ubica en un lado marginal de la sociedad, para poder deconstruir el amor y, a partir de ahí, poder soñar con el amor. La deconstrucción del amor, en tanto relato, narrativa, cuento, e historia de amor, hace que Sztajnszrajber proponga que el “amor verdadero”, o el mejor amor, es el “amor imposible”. Es decir que, Himeneo necesita de Cupido, como Apolo de Dionisio. El filósofo argentino dice que el amor se puede convertir en verdadero, a condición de concebirse como imposible. Por las siguientes razones: El amor es la presencia inconsumable de otro, que desde su diferencia te está siempre provocando, desafiando. El amor no tiene que ver con la complementariedad. Tiene más que ver con el desacople, que con el acople; más con el desencuentro, que con el encuentro. Eso es el amor: Nunca terminas de encontrar al otro, por tanto, vas en su búsqueda. Es amor es un conflicto, una batalla. Lo más hermoso del amor es la presencia del otro. Es que, el amor es la disputa permanente por el otro. Es más, el amor tiene que ver más con el otro que con uno mismo. En ese sentido, el amor es la experiencia de un derrumbe, porque todo aquello que hasta ese momento tenía un sentido, un propósito, cae, sucumbe. Nos cuesta mucho un vínculo amoroso real con el otro. Lo que en verdad hacemos es proyectarnos a nosotros mismos en el otro. El amor está más puesto en lo propio y en la reproducción de lo propio que en el otro. Ese es el sentido del mito de la otra mitad. Esta es una ilusión: Se supone que la forma de esa otra mitad debe encajar correcta y pacíficamente contigo. La otra mitad es la proyección de uno mismo. Es lo que le falta a uno mismo. La idea es que el otro encaje en tu necesidad. El otro tiene la forma que a uno le falta para estar completo. En verdad, se trata de forzar al otro a que encaje en una forma dada por uno mismo. Cuando esto es así, uno de los dos se difumina. El amor te socaba completamente: Enamorarse es tener su propio muro de Berlín, su propia pandemia, su nuevo orden mundial. En ese sentido, el amor es la partera de tu historia. El amor es un recorrido hacia el otro, y, como el otro es imposible, es una transformación mutua. Cupido lanza sus flechas, e Himeneo les da un destino.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.