¡Dale con la cantaleta!, señora Alva
¡Y dale con la tontería, señora Alva! ¿Es usted consciente de que su partido exigió que la designen presidenta del poder Legislativo de un país en crisis, cuyo poder Ejecutivo ha sido secuestrado por el comunismo transnacional? ¿Entenderá usted, señora Alva, que el líder del poder Ejecutivo, Pedro Castillo, es presidente como resultado de una elección tramposa, manipulada por un presidente comunista del JNE y respaldada por una prensa corrompida? ¿Acaso sabe usted, señora Alva, que la prensa corrupta, tras traicionar al país, hoy está en pánico luego de comprobar que sus mentores caviares han perdido el control que intentaron tener sobre el personaje que se apellida Castillo? Sigamos. ¿Sabrá, señora Alva, que los caviares y esa prensa incondicional a la zurda rosita –que apoyó en primera y segunda vuelta a Castillo– incitó a que el Perú eligiese de presidente a un marxista aún más estridente que Vladimir Cerrón, supuesto jefe de la mafia roja que hoy nos gobierna? Por último, ¿es usted consciente de que Castillo, como todo comunista, es un mentiroso consuetudinario, quien no sólo ha engañando a los caviares, a la prensa venal, a medio país que votase por él en una infame segunda vuelta (luego que en la primera obtuviese apenas 18% de la aceptación nacional), sino que, como lo sugiere su anodina o desconocida gestión al frente de la representación nacional, es probable que igualmente Castillo la haya engañado a usted, señora Alva? De no darse cuenta sobre nada de lo cuestionado, no sería usted la persona indicada para presidir el Congreso de la República. Tan sencillo como eso, señora Alva.
Tras el papelón de su ruego a Castillo para que convoque a una entelequia llamada el acuerdo nacional, se sumó su necedad de recibir ayer a Pedro Castillo nada menos que en el palacio Legislativo –casa del Pueblo– abriéndole los brazos a quien mantiene avisado que le asestará la puñalada por la espalda al Perú, señora Alva. ¡Por favor! ¡Ya basta de idioteces! Castillo y su cohorte comunista deben estar riéndose, burlándose de la democracia por sus boberías, señora Alva. No podremos exigirle que se faje los pantalones. ¡Pero, por favor señora, comprenda de una vez por todas el rol que usted desempeña! Es la presidenta de un Congreso llamado a desplegar todos los esfuerzos para impedir que el comunismo se instale para siempre en nuestra nación. ¡Y nada de lo que usted ha hecho, hasta el momento, va encaminado hacia ese objetivo!
Ayer el Parlamento Nacional fue vejado por Castillo y sus huestes congresales, listas a orquestar una nueva campaña de desprestigio al que, por tradición, es el primer poder del Estado. Asesórese por expertos parlamentarios, por políticos fogueados, por gente con sentido común, señora Alva. ¡Ya no más bandazos! Marque la agenda del Pleno, incluyendo la vacancia presidencial por traición a la patria –utilizando los argumentos sólidos sustentados por el abogado Gonzalo Ortiz de Zevallos– antes que Castillo ejecute su plan de forzar al Congreso a que le niegue la confianza a sus ministros.
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