De Davos a Los Ángeles
Tanto el Foro Mundial de Davos que acaba de concluir en Suiza, como la próxima Cumbre de las Américas en Los Ángeles, constituyen plataformas para la reflexión respecto a cambios en un contexto internacional, urgido por la inflación y la crisis en Ucrania.
Hace tres décadas se puso en vigencia la utilización del término de globalización, entendida esta como un proceso en el que por propia dinámica del sistema capitalista –y la desaparición del bloque soviético- se lograría la internacionalización de la economía, con mercados libres. En este concepto se tendía a cadenas de producción y distribución, aprovechando mano de obra más barata, con lo que se obtenía el aumento de las ganancias. Esto estaba alentado por lo que se llamó el crecimiento económico.
En mi Diccionario de Relaciones Internacionales, publicado por la Academia Diplomática el 2006, agregué que la universalización de situaciones y problemas que aquejan al mundo demandaban la búsqueda de soluciones conjuntas sobre la base de la cooperación, refiriéndome a la pobreza, desempleo, contaminación ambiental, los que trascenderán también fronteras.
En el Foro de Davos, el ministro de Economía de Alemania (una potencia económica de primer nivel) manifestó, en igual sentido, que la globalización tendría que ser nuevamente definida. En tanto que el secretario general de la OTAN advirtió que más importante que el libre mercado es la libertad de la persona.
Estamos hoy en lo que advertí hace quince años. Según cifras de las Naciones Unidas, cien millones de personas están buscando refugio. Las económicas se retractan. La política busca ahora nuevos caminos: el ataque de Rusia a Ucrania derivó en sanciones económicas que afectan más a países de Europa. El Foro de Davos -iniciativa desde 1971 del alemán Staub- tampoco mostró vocación globalizadora en la búsqueda de soluciones.
Cada vez menos participantes, y estos, enmarcados en una sola tendencia desintegradora. Es muy importante tener en cuenta ello con cara a la próxima Cumbre de las Américas.
No se debe de perder esa oportunidad para buscar soluciones globales, en que se retornará a una Realpolitik, como lo advirtiera Kissinger.
Los intelectuales sabemos que, en el camino por la lucha de la libertad en nuestra América, existen más coincidencias que desacuerdos, porque es una aspiración democrática que debería ser cumplida en el campo político, aun cuando estamos propensos a los designios de nuestros gobernantes.
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