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¿De dónde salieron las balas que mataron a civiles en Juliaca?

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Fecha Publicación: 15/01/2023 - 04:14
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Días atrás, un médico declaró -muy preocupado- a los medios de comunicación en Juliaca que los manifestantes caídos durante las violentas protestas en contra del gobierno de la presidenta Dina Boluarte presentaban graves heridas de “balas explosivas” (expansivas). Estas municiones (balas dum dum) no son usadas por la Policía Nacional del Perú, por lo que la pregunta cae de madura: ¿quién mató a los civiles en Puno?

El diputado boliviano Erwin Bazán ha dado algunas luces al respecto y denunció que los “ponchos rojos”, aliados del nefasto sátrapa Evo Morales, habrían metido estas balas ilegales al Perú por la frontera en Puno. Bazán advirtió que estas municiones eran exclusivamente para “armar revueltas violentas” y “para disparar y matar a ciudadanos” peruanos.

Este hecho merece una célere investigación por parte de la Fiscalía y, a su vez, que el Gobierno ordene el cierre de las fronteras con Bolivia hasta que se desenmarañe el caso.

Urgen acciones inmediatas para dar con los responsables de la asonada violenta (ya fue detenida, por ejemplo, la ‘camarada Cusi’), porque no puede quedar impune que al suboficial PNP José Luis Soncco Quispe lo hayan quemado vivo después de dispararle (¿acaso con estas balas dum dum mencionadas líneas arriba?). Esto, de ninguna manera se trata de una protesta legítima, ¡es terrorismo! Si Soncco hubiera hecho uso de la fuerza y la ley para disparar con su arma reglamentaria en contra de la turba que lo abordó, hoy estaría vivo. Con los terroristas, no se dialoga, se les extermina.

Los protestantes exigen la renuncia de Boluarte, el cierre del Congreso, la restitución del corrupto golpista Pedro Castillo y la instalación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Carta Magna. En realidad, lo único que les interesa es esto último, que, de lograrlo, perpetuarían una dictadura para convertir el país en un narcoestado.
Es por eso que Dina Boluarte, como bien ha dicho el premier Alberto Otárola, no puede renunciar y ceder ante la anarquía. Además, si dimite Boluarte, después los revoltosos no cejarán hasta conseguir que su reemplazante (seguramente un rojo parlamentario) someta a referéndum la posibilidad de instalar una Asamblea Constituyente.

Le pondrán un arma en la cabeza al Ejecutivo, Legislativo y a los peruanos demócratas para lograr sus oscuros fines.
Dado que no existe un interlocutor válido, el diálogo resulta una salida inútil para acabar con la barbarie. A la turba feroz (que carga armas hechizas) se le debe reducir haciendo uso -perdón por ser reiterativo- de la fuerza y la ley. El puñado de vándalos no está por encima de la mayoría que queremos paz. Los militares y policías son los héroes y no los villanos en esta historia.