¿De gran corrupto a despiadado asesino? ¡No lo permitiremos!
Pocos recuerdan lo impactante que fue escuchar a un sanguinario Antauro Humala exclamar: “Hemos matado a cuatro perros del Estado”, mostrando un absoluto desprecio por la vida humana. ¿Acaso hemos perdido toda capacidad de indignación? Ese Humala no ha cambiado un milímetro. Cero arrepentimiento por sus crímenes. Apenas salió de la cárcel reivindicó el Andahuaylazo, que se traduce en la imposición de la violencia sobre la ley y la razón (solo cree en la ley que le permite acogerse a los beneficios penitenciarios), vale decir, más caos aún en este Perú asfixiado por sus problemas.
Humala Tasso respira política y Castillo le deja el terreno más fértil que nunca. Desde la cárcel se le permitió ser candidato al Congreso en el 2006 y trasmitir spots publicitarios sobre una eventual candidatura presidencial en esta última elección. Ha sido un asesino lleno de gollerías, coronadas por una reducción de la sentencia de 25 a 19 años en el 2011. A más inri, a comienzos del gobierno de su hermano Humala, se inició un debate político sobre su amnistía, que apoyaron Omar Chehade y Daniel Mora del partido de gobierno Gana Perú. Qué bien se reciclaron luego estos dos personajes como la mayoría de los políticos que hoy son los grandes culpables del estado de indefensión en el que se encuentra nuestro país.
La prensa amarilla se encargará de mantener vigente al Antauro candidato y éste no perderá un instante en capitalizar la escandalosa cleptocracia que se ha instaurado en el Perú. Revivirá sus amenazas de fusilar a los corruptos y violadores y refundar el país, postulando el nefasto nacionalismo de Juan Velasco y otras ideas trasnochadas que ya nos llevaron a la ruina. La creciente pobreza y la inmensa frustración de los electores de Castillo son sus mayores activos políticos y, al paso que vamos, se lo servirá en bandeja de plata. Nadie sabe para quien trabaja, señor Castillo, cada promesa incumplida a sus electores abona en favor de un candidato radical como Antauro.
En diversas oportunidades durante la campaña, Castillo ofreció liberarlo. Sin embargo, recordemos que a inicios de febrero de 2022, siendo ministro de Justicia, el hilarante Aníbal Torres declaró: “Por ley Antauro Humala no puede salir en libertad, lo dije desde que asumí el cargo” luego sarcásticamente señaló: “Lo voy a hacer saltar el muro de la cárcel cuando los guardianes estén almorzando y en la calle lo esperará un auto para que fugue a 300km/h. Pero ni así entienden”.
Hoy es clarísimo que su liberación ha sido una socorrida cortina de humo. Necesitaban una gran distracción antes de los programas dominicales y mayores destapes de la podredumbre del gobierno que involucra directamente a la familia presidencial. La victimización como mecanismo de defensa parece haberse debilitado. El Ministerio de Justicia a gran velocidad aprobó la redención de la pena e instruyó al Inpe para su inmediata liberación. Las opiniones de expertos y la revisión del expediente por parte de Defensoría son manotazos de ahogado. Humala Tasso no va a regresar a la cárcel. Los indultos de Crousillat y Fujimori no son comparables.
Está en proceso de inscripción el partido político ANTAURO – Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros. El fundamento medular del etnocacerismo es la revalorización de la raza cobriza, la que más crece en el Perú y que podría determinar los resultados de las próximas elecciones. El factor identitario puede ser muy irracional y peligroso, Castillo es la mayor prueba de ello. No dejemos que el pánico inicial se diluya ni bajemos la guardia: Antauro es un enemigo mayor.
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