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De la competencia a la cooperación

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Fecha Publicación: 13/09/2024 - 21:40
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Los colegios no compiten, se diferencian. Al director le cabe la responsabilidad de perfilar, de dar a conocer –hacia afuera– lo que distingue a su escuela, de manera que pueda atraer a nuevos prospectos. También hacia adentro, precisamente para que los padres de familia y los docentes se mantengan adheridos a lo propio, a lo que diferencia a su escuela, que, por lo general, es lo relativo a los bienes intangibles recogidos en el ideario.
Si el gran propósito del director es diferenciar a su escuela, al sistema educativo se le abren grandes oportunidades de desarrollo derivadas de los mecanismos de cooperación que pergeñen las escuelas en favor del liderazgo territorial de los directivos y del roce educativo entre docentes y entre alumnos. En sentido estricto, nuestras escuelas son aliadas: forman personas y peruanos para el Perú. Las escuelas deberían formar plexos de cooperación no solo para lo académico o deportivo, sino para su crecimiento y fortalecimiento gremial.
Primero, para dar noticia, a través de una comunicación asertiva, real, fundamentada de los aportes de los colegios a la sociedad en su conjunto.
Segundo, gracias al intercambio de ideas, experiencias, proyectos y conocimientos entre pares se consigue un valioso aprendizaje y un mutuo reconocimiento. Desde su posición, un director transmite opinión, juicio o afirmación acerca de un hecho o acontecimiento a un “otro” director capaz de decodificar positivamente lo escuchado. A su vez, este responde con una glosa pertinente o formulando preguntas en las que evidencia su interés por la materia versada y por quien la aborda. De este modo, se produce un reconocimiento mutuo al trabajo y a su autor. Solo otro colega conoce directamente la inversión de tiempo, complejidad y la profundidad de una tarea directiva.
Tercero, cada cinco años tenemos relevos gubernamentales y con ello se actualiza el adanismo de creer que al nuevo gobierno le corresponde escribir la historia que está en estreno. Esta suerte de “comenzar de nuevo” resuella falta de predictibilidad. La escuela escribe en la biografía de sus alumnos, el Estado muchas veces hace garabatos en la historia. El gremio de escuelas podrá velar por la continuidad de unas muy buenas prácticas educativas, en contra de lo que imponga el MINEDU.
Cuarto, las escuelas, como asociaciones intermedias, son idóneas para exportar a la sociedad sus culturas, sus bienes y saberes. En efecto, se requiere participar en foros, investigar, realizar publicaciones, participar en programas de radio y televisión, etc. A su vez, mantener vigente su cultura en los egresados para que fecunden los ambientes en los que suelen moverse; y en sus docentes, para recibir a los que vienen después.
Finalmente, las relaciones interpersonales facilitan expresiones de interés y celeridad en los acuerdos. En un ambiente cordial se pueden estructurar mecanismos de cooperación institucional con miras a realizar proyectos de provecho mutuo. Asimismo, ese ambiente es más propenso a que los directores puedan compartir, enjuiciar estrategias, políticas y teorías, etc., animarse mutuamente y mejorar sus escuelas sobre la base de las experiencias compartidas.

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