De la confrontación a la convulsión. Elecciones inmediatas
Al margen de la confrontación política reflejada entre el Ejecutivo y el Legislativo, había quienes pedían “que se vayan todos, elecciones generales”. Vacado el presidente, comenzaron graves convulsiones populares en provincias y Lima. Exigen nuevas elecciones generales. La presidenta por sucesión constitucional, antes de una semana de su gobierno, anunció elecciones generales para abril del 2024 aunque después ha anunciado que puede ser antes. Ahora debe tramitarse la convocatoria; el Congreso debe intervenir aprobando las medidas legales pertinentes para ese adelanto electoral.
Las convulsiones populares las realizan quienes piden “que se vayan todos” y exigen elecciones generales; otros aprovechan para “salir a las calles” a pedir la libertad del “presidente”. El periodismo informa que hay “multitudes” en calles y plazas. Los agitadores políticos (hay camuflados) han conseguido enardecer a las multitudes y están dañando (destrozando) e incendiando locales de fiscalías, juzgados, instituciones públicas, comisarías y/o empresas; roban, saquean, cometen actos vandálicos, enfrentamientos con la Policía a la que han causado más de un ciento de heridos, policías “retenidos”; ya se conoce de manifestantes heridos y de muertos. En carreteras bloquean el tránsito generando falta de provisión de alimentos del campo a las ciudades. En el transcurso de los días las “protestas” podrían agravarse y extenderse a otros lugares. Algunos exigirán la libertad del vacado presidente. Todo ello era previsible.
Sin perjuicio que la presidenta adopte medidas de imprescindible seguridad y el Estado de Emergencia a nivel nacional, es de estimarse que, si el Congreso cumple los requisitos legales pertinentes y de inmediato se formaliza legalmente la convocatoria a elecciones generales adelantadas, probablemente mengüe la “convulsión”. Formulada la convocatoria, “los postulantes” a candidatos presidenciales y al Congreso iniciarán sus “actividades” hasta lograr su respectiva inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones y continuarán “sus campañas electorales”, como es clásico.
Resulta necesario analizar la situación de los candidatos, organizaciones y/o partidos políticos (algunos son oportunistas). No debe olvidarse la decepción ciudadana ocasionada en los últimos procesos electorales por los presidentes electos “como el mal menor”. No resolvieron los problemas nacionales esenciales, sino que –como ya es público–, “utilizaron sus cargos” para actos de corrupción. Hay presidentes, ministros, funcionarios, políticos procesados por corrupción. Los candidatos que postulen en las elecciones adelantadas ¿seguirán esas huellas? ¿Se volverá a elegir presidente al que se considere: “mal menor”? Es hora de tener conciencia.
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