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De la huelga al poder

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Fecha Publicación: 17/08/2021 - 21:00
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Uno de los clásicos del marxismo-leninismo es el libro “De la Huelga a la Toma del Poder”, todo un manual soviético para alcanzar el éxito revolucionario a partir de la agitación y la insurrección laboral-sindical y su entrelazamiento con la “huelga política de masas”. Desconocemos si el actual inquilino de Palacio de Gobierno lo leyó o conoció cuando se estrenó de líder del paro magisterial público allá por 2017 con el objetivo fallido de quebrar a la dirigencia oficial del Sutep y apoderarse de la codiciada Derrama Magisterial. Sea como fuere, esa violenta paralización con Castillo tirándose falsamente al piso agudizó la división del sector educativo estatal; perjudicó el año lectivo de miles de estudiantes y puso en el radar político a este controvertido personaje de la izquierda radical alimentado por el Movadef que no es otra cosa que una creación política “generada” por la sanguinaria organización terrorista sendero luminoso ante su derrota militar en 1992. Hoy, para desgracia del Perú, no ha sido necesaria la lucha armada por el poder sino ha bastado un más que cuestionado proceso electoral favorecido por la suicida fragmentación de los partidos centro democráticos.
Mientras la mayoría demócrata del Congreso parece finalmente unirse comprendiendo el peligro en que se encuentra el Estado Republicano, Constitucional y Social del país y la protesta ciudadana sigue marchando en las calles, vale alertar sobre la amenaza que se vuelve a cernir sobre la educación peruana.
Apenas instalado el régimen de Castillo, Cerrón y adláteres, el Ejecutivo ha “registrado legalmente” al “Frente Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú”, otra suerte de engendro del Movadef para torpedear al Sutep y ahora sus flamantes dirigentes anuncian que, además, darán a luz al “Partido Político Magisterial y Popular” cuya oficialización no será difícil si sigue el polémico –por decir lo menos- Sistema Electoral que tenemos. Es decir, la jugada perfecta que ni el genocida Abimael Guzmán ha conseguido desde la cárcel. Por un lado, inocular ideológicamente la Educación Pública y, por el otro, capturar y controlar –si se les deja- el aparato del Estado al estilo del socialismo castro-chavista. Guerra avisada no mata gente, eso dicen. ¡AMÉN!

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