De la inflación de 7.45% a la estanflación

La inflación a nivel nacional se ha disparado a 7.45%, pero en Huancayo en este galope tendido -saqueos de por medio- el alza es mayor: 8.54%, y en otras ciudades como Moquegua 12.47%, Huaraz 11.68%, etc., se ha roto la barrera del 10%.

A eso se agrega que el índice de precios al productor se ha elevado 15% (INEI), provocando la furia de los agricultores y ganaderos de Junín. Curiosamente, la inflación más baja es la de Lima (después de Cajamarca): 6.82%, que es la que toma como placebo el BCR, para afirmar que no hay fiebre sino apenas calentura.

Los productos que se han desbocado son: aceites 44.8%, combustibles 37.5%, gas 34.72%, azúcar 21.12%, leche 13.03%, pan 12.1% y carne 9.63%. Se afirma como placebo que la inflación es importada, sin embargo, Carmen Reinhart del Banco Mundial (24/3/22), diferenció la causada por sobrecalentamiento y mayores ingresos de EE.UU. (7.9%) y Chile (7.2%), con la inflación del Perú y otros países que registran menores ingresos y se estarían acercando a la estanflación: altos precios, recuperación baja del PBI y alto desempleo.

Tras de cuernos palos porque desde 2019 -pandemia de por medio- los precios internacionales de los insumos de nuestra canasta de consumo, mayormente importada, se encuentran por las nubes. A ello se suma “el efecto Castillo” que llevó el dólar a S/ 4.15 (2021), que asumieron las empresas para el alza y ahora pese a que el dólar ha retrocedido a S/ 3.63, los precios ni se inmutan y por si ello no bastara, ahora, el paro de camiones de carga.

Pruebas al canto: el trigo ha subido 122% (pan y fideos), maíz 93.6% (alimento para pollo), aceite de soya 114% (aceites), GLP 163% (balón de gas de cocina), gasolina 52%, fletes marítimos 138% y los fertilizantes, que utilizan los productores de hortalizas, 400%. A nivel mundial, muchos países toman medidas drásticas para prevenir la estanflación.

Por ejemplo, Joe Biden (EE.UU.) libera 180 millones de barriles de sus reservas de petróleo para intentar amainar el precio; Pedro Sánchez (España) anuncia un plan de choque de 16,000 millones de euros, etc., etc.

Mientras que Castillo, como si fuera una fórmula mágica, incorpora al Fondo de Estabilización del Precio de Combustibles el GLP de los vehículos, la gasolina de 84 y 90 y el diésel 2, pero esto no basta, porque los distribuidores no trasladan el subsidio a los consumidores.

Tanto así que el balón de GLP se vende a S/ 67 y la gasolina de 90 a S/21 el galón. Y también anuncia la exoneración del ISC a la gasolina de 84 y de 90 octanos y el diésel 2 (S/1.27, S/1.21 y S/ 1.70 respectivamente, que ojalá llegue a los choferes), exonerar del IGV a la cadena de comercialización de alimentos y brindar apoyo a los comedores populares. ¿Será suficiente?

En realidad, el componente externo de la inflación escapa a nuestro control; solo podemos mitigar sus efectos con medidas adecuadas que por ahora son incompletas pero no son reactivadoras. En cambio, en el frente interno, para salir del círculo vicioso de la estanflación, si estamos a tiempo, requerimos incentivar inversiones privadas masivas e inversiones cuantiosas y aceleradas en infraestructura, salud y educación, con un remozado gabinete a la altura de las dificultades.

Pero es inútil hablar de medidas económicas eficaces si los inversionistas no sienten confianza en la estabilidad política y jurídica del país. De eso, el actual ministro de Economía no es responsable, sino rehén.

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