De la libertad de prensa
Mañana martes es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, en cumplimiento de la recomendación aprobada en la 26ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO en 1991. Esto, fue en respuesta al llamamiento de los periodistas africanos que elaboraron la Declaración de Windhoek sobre el pluralismo y la independencia de los medios de comunicación.
La fecha sirve para recordar a los gobiernos la necesidad de respetar la libertad de prensa, de reflexionar entre los periodistas sobre la libertad de prensa y la ética profesional, y también para recordar a los periodistas que ofrendaron su vida en búsqueda de la noticia.
Una prensa libre es fundamental para que las sociedades resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y protejan su libertad. No debe existir ninguna ley o acto de poder que coarte la libertad de expresión. No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades es un derecho del pueblo.
Toda persona tiene derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos.
Las autoridades están obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, la información generada por el sector público. No se puede obligar a ningún periodista a revelar sus fuentes de información. Las presiones, la intimidación, la prisión injusta, la violencia y la impunidad de los agresores, coartan la libertad de expresión. Estos actos deben ser investigados y sancionados y no archivados por el Ministerio Público.
La censura, las restricciones, los obstáculos al libre flujo informativo y las limitaciones al libre ejercicio y movilización de los periodistas, se oponen a la libertad de prensa. Los medios y los periodistas no deben ser objeto de discriminaciones o favores en razón de lo que escriban o digan.
La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad. El logro de estos fines la observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser impuestos. Son responsabilidad exclusiva de los periodistas y los medios.
Ningún medio o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder político. La lucha por la libertad de expresión es afán permanente; se trata de una causa esencial para la democracia, es el aliento cívico de una sociedad, defenderla es honrar nuestra profesión de periodista, asumida como un apostolado.
Ser periodista no sólo es una profesión como cualquier otra, es mucho más, es un compromiso ético y moral, que tiene como función hacer efectivo el derecho constitucional que tiene toda persona a ser informado, así como el de fiscalizar la “cosa pública”.
Hacer periodismo es entregarse a los demás con dedicación y responsabilidad, es pensar y actuar en sintonía perfecta con la conciencia, buscando el equilibrio que asegure, el deber ser el resplandor de la razón, la necesaria armonía y el valor de la justicia.
La Prensa, amigos, no es el Cuarto Poder del Estado sino el primer poder de los pueblos libres.
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