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De la narrativa a la acción

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Fecha Publicación: 25/03/2019 - 21:30
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El gran logro del primer año de gobierno del presidente Vizcarra fue instalar una narrativa que conectó nuevamente con las expectativas de los ciudadanos. La lucha contra la corrupción –como él mismo revela– fue su prioridad. Por ello, el ajedrez político estuvo cargado de jugadas maestras que pusieron contra la pared a las fuerzas de oposición. Sin embargo, hoy existe la percepción de que las reformas de Justicia y Política habrían perdido velocidad.

El problema es que toda narrativa requiere acciones concretas que sostengan en el tiempo su propuesta discursiva. De no tener un impacto en el mundo real, el llamado a la acción es insuficiente, convirtiéndose solo en un ‘hashtag’ o un eslogan vacíos de contenido.

En esta perspectiva entendemos las nuevas prioridades gubernamentales anunciadas por el Presidente: (1) Profundizar el proceso de descentralización y (2) Elevar los estándares de atención en servicios públicos básicos como son Salud y Educación.

Los nuevos retos de gestión –como prefiere llamarlos– deben ahora sí marcar la diferencia respecto a su primer año. Aunque aceptable en el ámbito simbólico, sin mucho que mostrar en el ámbito de la acción. Pero eso no quita que podamos resaltar la recuperación de nuestra confianza como un gran logro país, considerando la traumática experiencia que vivimos al presenciar la agotadora guerra política del fujimorismo con el gobierno de PPK, su estrepitosa caída y el impacto en nuestro ya golpeado imaginario popular.

La clave radica en convertir la narrativa en acción. Que lo que digan los voceros gubernamentales tenga un correlato en la realidad. Hacer que las cosas pasen, como dice la frase popular. Que los cambios propuestos en las políticas públicas no se queden en papel o en registros mediáticos. Que se sienta en la piel de los ciudadanos que, a diario, salen a trabajar para darle lo mejor a sus hijos.

No se requiere para lograrlo recorrer ningún camino tortuoso. Solo convertir en acciones de gobierno aquellas narrativas de cambio que tanto entusiasman a los peruanos. ¿Es posible? Sí, es posible.

Encontraremos narrativas opuestas, por cierto. Y estas serán interpretadas como boicot. Pero será la natural resistencia de aquellos que prefieren conservar el statu quo y sus antiguas cuotas de poder. Negar su existencia es irracional. Lo importante es que salgan victoriosas aquellas narrativas que consigan un verdadero cambio. Si ganan quienes quieren que nada cambie, estaríamos condenados a vivir en una sociedad estática y sin movimiento, casi una tierra de zombis como los que a diario nos asaltan o como los que nos gobernaron los últimos 30 años.