De las tinieblas políticas, sus hechiceros al descubierto
En el acelerado tablero de la política peruana, la lucha por el poder atrapa a la mandataria en un sendero dominado por voces que claman “vacancia” y una desaprobación presidencial sin precedentes. Los actores políticos, desde el clandestino Vladimir Cerrón hasta Patricia Chirinos, pasando por Jaime Quito y Roberto Sánchez, han orquestado una suerte de hechicería política, delineando una confrontación sin precedentes tras el APEC, motivada no por ideales patrióticos, sino por el poder. Boluarte, atrapada en sus propios errores y contradicciones, encuentra defensa únicamente en sus ministros, proyectándose como la “víctima” manipulada ante los ataques de una oposición dividida entre la derecha y la izquierda, pero unificada en su contra, desprovista de una visión de futuro.
Este frente, alimentado por la debilidad y los deslices de Boluarte en la gestión de temas sensibles, como los casos Rolex y Cofre, se revela como el resultado de una estrategia calculada. Figuras como Cerrón han tramado predicciones de vacancia que aparecen como profecías dirigidas a fomentar la inestabilidad. La proyección de una vacancia para abril de 2025 está lejos de ser casual; representa el núcleo de un plan diseñado para captar el descontento público y alinear fuerzas políticamente opuestas bajo una bandera común. Si Boluarte es vacada, el país sufrirá un golpe severo, dañando las inversiones. La incertidumbre desalentará a potenciales inversores y sembrará preocupación entre los ciudadanos, que perciben a los líderes centrados más en el poder que en la estabilidad.
Para que una moción de vacancia prospere, se requieren 87 votos en el pleno. A medida que abril de 2025 se aproxima, habrá una visión más clara sobre las candidaturas y los partidos políticos de cara a 2026, sin posibilidad de retroceso. Desde julio de 2025, la presidenta ya no podrá disolver el Congreso. En caso de que se designe un presidente de transición, deberá convocar a elecciones por mandato constitucional en un plazo no mayor de 9 meses; entonces el escenario para 2026 se definirá. Independientemente de quién asuma, sea Salhuana, Williams o cualquier otro, la mayoría de los congresistas diría que la vacan “por la patria”, a pesar de no haber actuado de tal modo en dos ocasiones con Pedro Castillo, porque así completaban su período de remuneraciones en el Congreso. ¿Qué debe hacer Cerrón para que esto suceda? No ser capturado.
Cerrón ha observado que el Congreso se asemeja a un reloj automático defectuoso, con algunos componentes que, aunque operativos, necesitan reemplazo. Resaltan entre pocos Rospigliosi en la Comisión de Constitución, defendiendo un dictamen para el manejo de las cédulas de votación, y Patricia Juárez en la Vicepresidencia, implementando recortes y reduciendo el despilfarro. Aun así, la mayoría de los congresistas no sigue esta línea, y lo alarmante es la continuidad de la valla del 5 % para la elección de la cámara de senadores y diputados para 2026, abriendo un amplio espectro a múltiples bancadas parlamentarias.
Ante este escenario, es urgente encontrar soluciones realistas y efectivas. La estabilidad política y económica está en juego, amenazada por mociones de vacancia que socavan la confianza de las inversiones. La urgencia de un liderazgo ético y comprometido, que trascienda las divisiones partidarias y fomente la confianza mediante decisiones estratégicas, se hace patente, marcando un compromiso inquebrantable con el bienestar nacional.
El Perú está en un punto crucial, donde líderes y ciudadanos deben reflexionar sobre las consecuencias de esta etapa de incertidumbre y manipulación. Hay que superar los “hechizos políticos” de la desestabilización y enfocarse en el auténtico bienestar del país. El refrán advierte claramente: “Quien siembra vientos, recoge tempestades”. La actual desestabilización podría desencadenar una tormenta que alcance a todos, incluso a quienes la instigaron.