De mal en peor (I)

Tienen parte de razón quienes alertan a no validar la táctica que busca presentar a P. Castillo como el ingenuo profesor de primaria que está cercado por el verdadero poder tras del trono, V. Cerrón, mandamás del partido Perú Libre que controla a través de una estructura partidaria llena de parientes y amigos incondicionales, posibles cómplices si la justicia llega a un final previsible habida cuenta de los indicios que se conocen de uso del Gobierno Regional de Junín para hacerse de dinero ilícito a través de actos de corrupción.

Digo  en parte, porque si bien es cierto -y lo hemos señalado en varios artículos previos en esta columna- Castillo es un claro advenedizo en Perú Libre, también es cierto que   no ha perdido tiempo alguno en usar su cargo en el Poder Ejecutivo para consolidar su propio sindicato de docentes, Fenate Perú, vinculado al Conare y al Movadef e incluso  avanzar hacia la captación de firmas para obtener el registro de su propio partido político.

La respuesta de Cerrón ha sido lanzar una intensa campaña mediática  en la que se presenta como el iluminado, sin necesidad de sombrero, y con intervención en temas tan importantes como el de decidir si el presidente del directorio del Banco Central de Reserva se queda o no en el cargo,  no desaprovechando la ocasión para dejar en claro que si en la bancada marxista leninista hay varios profesores ello no se debe al “prosor”, dizque rondero aunque sí pretendido gerente de una empresa constructora, sino a que Perú Libre ha tenido desde siempre afiliados del magisterio.

El rally comunicacional de Cerrón pone bajo el foco, por contraste, a un Castillo que rehúye toda entrevista o evento en el que pueda terminar expuesto a preguntas inesperadas que no sepa responder con mínima solvencia. Ello junto a las cada vez más evidentes y grotescas irregularidades en las que incurre, y es captado fácilmente  por la prensa, el inquilino de Palacio de Gobierno, como la de recibir a dirigentes de su recién registrado sindicato y hacerlos pasar  en el obligado registro de visitas como funcionarios del Ministerio de Energía y Minas, mentira que ya lo coloca en situación similar a la del vacado Vizcarra en el caso Swing.

Peor aún, yerra Castillo al dársela de tutor de la bancada de Perú Libre y de tratar de obtener lo que los portavoces de ella son incapaces en su relación con otras bancadas, a través de una insólita cita con la Mesa Directiva del Congreso.

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