¿De qué diálogo hablamos, Tía María?
El Gobierno dio luz verde al proyecto minero Tía María en la región de Arequipa; sin embargo, las continuas protestas azuzadas desde la extrema izquierda, con representación en el Congreso de la República, los gobiernos regionales o sin ellas, están frenando la inversión hasta el punto que ya se escuchan voces de: Tía María no va.
Si las protestas tienen asidero o no, pareciera no importar mucho. Ante las galerías se dice que se oponen por la defensa de la Ecología y el Medio Ambiente, como también de los derechos de las comunidades de la zona; sin embargo, un ex gobernador de Cajamarca ha escrito en su tuiter (13/7/2019) lo siguiente: “Tía María hoy, como Conga ayer marcan la línea divisoria entre los defensores del continuismo neoliberal y la lucha por un nuevo modelo de desarrollo. (…)”. Esta es la madre del cordero y pocos lo confiesan.
Este es el motivo por el cual un diálogo motivado por la empresa sería contraproducente. Un “diálogo de sordos”, se cansarían de repetir que el proyecto Tía María usará agua desalinizada del mar y no producirá ningún impacto, en este aspecto; porque esta decisión fue tomada a destiempo. Pero también porque el paradigma de las relaciones de comunicación ha cambiado en la era de la post verdad. La verdad, esa que se basa en argumentos lógicos, compite malamente con la proliferación de las ‘fake news’ –“noticias falsas”– que se diseminan por las redes sociales, respondiendo a una estrategia perversa que muy bien manejan los seguidores del Foro de Sao Paulo.
Es el Estado, y sus instituciones, el responsable de allanar el camino a la inversión minera metálica y no metálica que nos asegura el crecimiento del PBI y puestos de trabajo directos, pero sobre todo, indirectos. Como también es responsable de acabar con la minería ilegal a la cual esta misma extrema izquierda política, del llamado Socialismo del Siglo XXI, no cuestiona.
Pero cuando desde el Gobierno se llama al “diálogo”, pareciera que se está dando una tregua, porque no se apuesta con demasiado fervor por la inversión, prueba de ello es la demora en el desarrollo de los grandes proyectos y las ganas de dar marcha atrás en Tía María que es demasiado evidente. El Gobierno pareciera que no quiere hacerse demasiados problemas, preocupado como se le ve por el resultado de las encuestas y de su popularidad.
Por su parte, la extrema izquierda tampoco quiere el “diálogo”, al menos ese diálogo por el cual se llega a acuerdos, preocupada como está para que se aborten este y todos los grandes proyectos económicos. Así, buscan herir de muerte la inversión y abonar el campo para que el muy discutido y supuesto “nuevo modelo de desarrollo” se implante en el Perú, tras los pasos del chavismo y el castrismo: pobreza y totalitarismo.
A diferencia nuestra, el gobierno de Ecuador acaba de lanzarse a la minería a gran escala, muy cerca de la frontera con el Perú, al otro lado de la Cordillera del Cóndor. Se trata del proyecto Mirador que inició ya con operaciones de exploración y se prevé que produzca cerca de 94,000 toneladas anuales de cobre. A este paso, después de Chile, será Ecuador, uno de los principales productores de ese metal.