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De Soto en su laberinto

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Fecha Publicación: 30/04/2021 - 00:00
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Oiga usted, señor De Soto, ¡Ya Basta! Suficiente daño le ha hecho al Perú con su indisimulado blanqueo al candidato del comunismo relacionado a sendero, como para encima machacarle a la opinión pública nuevas tonterías, pretendiendo justificar lo injustificable para librarse de pasar a la historia como un judas. Releamos que dijo últimamente: “Por un lado, una propuesta marxista leninista nos condenaría a todos a la pobreza. Por otro lado: una propuesta que invita a restaurar una economía de mercado que no contiene instrumentos necesarios para beneficiar a la mayoría de los peruanos incitaría una rebelión. A la candidata Fujimori le pido una fórmula para que su propuesta sea inclusiva y no mercantilista, y al candidato Castillo otra para que no politice la economía dentro de un régimen comunista.” Esto último equivale a la cuadratura del círculo. De Soto se constituye así en árbitro para decidir qué programa de cuál de los candidatos le apetece, y cuál no. De por sí una vanidad peligrosísima. ¡Porque el Perú actualmente no está para virreyes ni predestinados! Jugar a ser Vargas Llosa -diez años después de que aquel novelista arrodillase delante suyo al entonces candidato chavista Ollanta Humala para hacerle prometer, en el Aula Magna de San Marcos, que no ejecutaría el programa de gobierno venezolano que proclamó por calles y plazas- resulta una absoluta petulancia. Porque a diferencia de Castillo, habiendo robado millones, Humala nunca fue marxista-leninista, admirador del pensamiento gonzalo del genocida guzmán. Además, en aquel entonces el Perú no se enfrentaba a una amenaza de tanta gravedad como la que tiene adelante ahora. ¡Porque, amable lector, hoy el dilema es un régimen polpotiano o un gobierno democrático! Es de tontos, señor Hernando de Soto, confiar en la verborrea del candidato Castillo quien, por su historial, transpira enorme peligro. Probado y comprobado. Como fue el secuestro del sindicato magisterial, liderando una comisión revisora (el rebuscado recurso del comunismo para hacerse del poder de lo que fuere). Castilla acabó así desembarcando a la directiva anterior, nunca controlada por guzmán reinoso. Pretender vendernos a los peruanos semejante perversión como un hecho irrelevante o superable, no es sino otra canallada. ¡A un comunista jamás podrá confiársele nada, señor De Soto! Por sus venas corre tanta sangre avinagrada que le impide recapacitar. Y si a esta edad usted cree en la palabra de un admirador de abimael guzmán, pues mejor cuide bien esa salud. Pero, por favor, no continúe exhibiéndose ante del país como el Mesías que convencerá al comunista Castillo -personaje dual que por una parte predica iniciativas políticas muy radicales, abriga las ideas de gobierno más corrosivas y profesa su admiración por el pensamiento gonzalo; y por otra, demuestra una tesitura de víctima de la desigualdad, mezclada con ese predicamento buenista del ande y las bucólicas costumbres vernaculares- para que reniegue de su comprobada trayectoria comunista, marxista, leninista, etc., porque así lo sugiere, así lo exige don Hernando de Soto. El mesianismo, como ocurre con el comunismo, amable lector, es simplemente intolerable. Venga de donde viniere.

 

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