De vuelta al antiguo régimen
La gran paradoja de estos regímenes constituyentes plurinacionales que están pululando por América Latina es la que, en vez de dar un salto para adelante en la modernidad, dan dos para atrás hacia el medioevo. El reciente proyecto de ley del gobierno para una consulta popular sobre una asamblea constituyente estipula que esta sería plurinacional, estableciendo cuotas de representación. Así, los partidos políticos estarían representados por una cuota, los “Independientes” por otra, los indios y nativos de todos los pelajes una tercera y los negros con la suya.
Esto significaría que el sistema representativo nacido de la Revolución Francesa de “un ciudadano un voto” se extinguiría a favor del sistema anterior a esta, es decir a aquel de los estamentos representados en los Estados Generales. En aquella realidad pretérita que pretende volver de la noche de los tiempos, la aristocracia, el clero y la burguesía o tercer estado conformaban un cuerpo cuyos componentes votaban por separado. Así, la aristocracia y el clero votaban contra el tercer estado que era mayoría por su representatividad y siempre ganaban las votaciones por dos a uno. Este sistema caducó cuando, precisamente, la revolución permitió que la burguesía y su tercer estado se constituyeran en Asamblea Nacional con el lema un representante un voto.
En el esquema propuesto por el gobierno, los “independientes” (suponemos que son los representantes de la “sociedad civil”), los indios y nativos y los negros tendrían, como en el antiguo régimen, doble voto y representación, pues no solo tendrían derecho a votar por los partidos políticos inscritos, sino, además, por su propia cuota de acuerdo a un porcentaje establecido. Así, la esencia de la representación sería estamental, poniendo fin a la democracia representativa. De más está decir que esta “nueva” democracia estamental estaría monitoreada por el gobierno, pues este hará todo lo posible con su inmenso poder para determinar quiénes participan en los estamentos autorizados, consiguiendo una “mayoría” que la democracia representativa se niega a otorgarles según todas las encuestas y la actual composición del Parlamento.
De suyo va el porqué este tipo de democracias estamentales siempre terminan con un dictador eternizándose en el poder, pues el dictador cumple la misma función que la del rey absoluto en el antiguo régimen, cuya cabeza fue cortada por la guillotina de la revolución de la que la modernidad es heredera. Sería bueno ir sacando a la guillotina del desván para poner a raya a los tiranos y sus regímenes antediluvianos.
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