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Decídase pronto, ministra Alva

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Fecha Publicación: 25/03/2020 - 22:00
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Esperemos que la ministra de Economía tenga suficiente altura de miras para captar la realidad y no vivir en la nirvana en que permanece su jefe, Martín Vizcarra, cegado por las falacias que le cuentan sus asesores y el mundo irreal que le pinta la prensa venal que lo acompaña a cambio del subsidio indirecto llamado publicidad estatal. Estamos frente a una gravísima coyuntura macro y microeconómica que se desatará –acá y en el mundo entero- como corolario de la pandemia Covid-19. Este país lleva ya diez días paralizado. Circunstancia que ha generado un debilitamiento sustancial de las finanzas privadas y públicas. Pero sobre todo un daño insalvable para la gente menesterosa a la que no se le satisface girándole un bono de S/ 380. ¡Porque esos peruanos pobres no tienen comida, vivienda básica, agua ni luz! Son fiel reflejo de una miseria absoluta.

Esa extrema pobreza que logramos reducir a la mitad entre los años 2000 y 2010, pero que el corrupto Humala reviviera con su asistencialismo demagógico, ilusionando a millones de peruanos que habían dejado la miseria prometiéndoles esa vez hacerlos ricos con base en empobrecer a “los de arriba”. Y, como no pudo ser de otra manera, el tiro le salió por la culata. No solo porque el populismo es una engañifa, sino porque el propio Humala quiso ascender al mundo de “los de arriba” precisamente robándole a los peruanos extremadamente menesterosos, a través de multimillonarios sobornos que le trasegó Odebrecht con dinero del Estado peruano.

Reiteramos, la señorita María Antonieta Alva, jefe del MEF, o bien renuncia porque no se siente capacitada para manejar una situación tan seria como en la que ya estamos, y día a día continuará agravándose. No solamente por la pérdida de productividad de uno, dos o tres meses que nos generará esta pandemia sino porque en todo el orbe se ha desatado el pánico ante una probable recesión tan honda –o quizá aún mayor- que aquella de la quiebra financiera de 2008. Y la suma de ambos efectos es la tormenta perfecta. Un escenario que, repetimos, debería ponderar la ministra de Economía con absoluta responsabilidad, para definir si se siente lo suficientemente capacitada como para enfrentarlo; o, con honestidad que el país le reconocerá, prefiere ceder el cargo a alguien que tenga el nervio, la autoridad moral, las aptitudes profesionales pero, sobre todo, la entereza personal para decirle al mandatario Vizcarra: me hago cargo de esta crisis, pero ni tú ni tus ministros alfeñiques intervienen en las decisiones del ministerio. Cualidades indispensables que, desafortunadamente, todavía no ha dejado traslucir la ministra Alva.

Las medidas que deberán adoptarse son severísimas, amable lector. Recuerde que el año 2008 el Perú tenía una economía robusta. Pero sobre todo un gobierno decidido a sacrificar su popularidad a cambio de superar la inmensa crisis financiera y económica que embargó al planeta. Exactamente lo opuesto a este régimen golpista e inexperto, culpable, junto con Kuczynski, de agravar la ralentización económica iniciada por su socio político, el corrompido Humala.

Decídase pronto, ministra Alva.