Deepfakes: una amenaza para la democracia electoral
Las redes sociales han transformado la forma en la que los seres humanos coexistimos, nos comunicamos e interactuamos. Mediante ellas, se han acortado las brechas en el transporte de la información, y nos permiten poder enterarnos en tiempo real, de forma casi instantánea, de distintos sucesos de toda índole, como son: sociales, judiciales, políticos y culturales. Sin embargo, también se han convertido en espacios de propagación de odio y elucubraciones de teorías conspirativas que buscan desinformar a los usuarios de las mismas.
En un informe reciente emitido por el Center for Countering Digital Hate o Centro para Contrarrestar el Odio Digital, se determinó que, mediante el uso de herramientas tecnológicas, se pueden crear declaraciones de voz de personajes políticos con un alto contenido de falsedad. Los temas elegidos en este tipo de suplantación de voz son eminentemente de carácter político-electoral, con la finalidad de desprestigiar ética y moralmente al adversario, buscando influir razonablemente en el electorado al momento de realizar su voto.
Si bien el parecido o calidad de la voz al momento de la clonación está supeditado a los alcances que permita la propia herramienta digital que se utilice, dependiendo de los protocolos de seguridad de la misma, lo real es que actualmente se pueden realizar clonaciones de voz, recreación de discursos, etc., vinculados a personajes públicos, los mismos que tienen una aspiración política.
En el ámbito nacional, las elecciones generales del Perú se llevarán a cabo el día domingo 12 de abril del año 2026, para elegir al presidente de la República, a los 60 representantes ante el Senado y a los 130 diputados. En este contexto de campaña electoral, el uso de deepfakes con fines políticos-electorales tiene profundas implicancias éticas, sociales, legales y democráticas. Hablamos de un método de desinformación maliciosa y tendenciosa de difusión masiva con contenidos falsos que busca engañar a los votantes y poder influir en sus decisiones.
Si bien la ley contra delitos informáticos sanciona la suplantación de identidad que afecta la moral de la persona, recientemente, en abril de este año, mediante la Ley N.° 32314, se modificaron varios artículos del Código Penal peruano, incorporándose el uso de la inteligencia artificial en la comisión de determinados delitos, como son: la difamación agravada vinculada a las falsificaciones profundas (deepfakes), generadas mediante inteligencia artificial, que difundan información falsa o denigrante que cause daño a la reputación o imagen de la persona.
Por Gerardo Luis Lamas Suárez
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