¡Defendamos nuestra democracia!, amable lector
La masacre que desembocó en el asesinato de 16 personas –entre ellas, dos menores de edad- a manos de sendero luminoso en su fortaleza del Vraem, viene siendo usada políticamente por los gurús de Pedro Castillo. Recordemos que Castillo colabora con sendero a través de un apéndice sindical del magisterio llamado conare, que depende del movadef. Aquel brazo político que usa sendero para participar en estas elecciones democráticas a las que, claramente, repudia. Pero se aprovecha de ello para infiltrarse en el poder trajeado de demócrata. Según las huestes de Castillo, el fujimorismo “está detrás del atentado”. Una lucubración viciosa pero efectista, lanzada por el comunismo a manera de lavado de manos asesinas. Aunque en simultáneo, endosándole la culpa a la sola alternativa democrática capaz de enfrentar al senderismo en segunda vuelta, ensangrentando el nombre Keiko para afectar el creciente respaldo social que recibe. Los estrategas cubanos y venezolanos que dirigen la campaña electorera de Castillo son conscientes del gravísimo daño que les ha infligido la salvaje matanza de 16 seres humanos en víspera de una elección clave para la democracia. Saben que la sociedad peruana rechaza la violencia. ¡Porque la ha sufrido! Pero asimismo son conscientes de que los jóvenes peruanos desconocen las atrocidades que vivieron sus padres. Igual que el impacto que tuviera el asesinato a mansalva de 40,000 peruanos, lo mismo que esos cientos de secuestros e incontables compatriotas invalidados víctimas del ataque de sendero y mrta. Lamentablemente sus maestros fueron incapaces de enseñarles lo que pasó en esos sangrientos 25 años. ¿La culpa? La canalla comisión de la verdad, impuesta entre otros por Vargas Llosa para reescribir la historia de ese cuarto de siglo. ¿El objetivo? Desinformar a las futuras generaciones, victimizando a los terroristas a quienes presenta como unos luchadores sociales que fueron aniquilados con crueldad por la Policía y la Fuerza Armada. A ambas las califica de “sistemáticas violadoras de derechos humanos”, y presenta al Estado -personificado por los presidentes Belaunde, García y Fujimori, quienes soportaron las arremetidas del terrorismo embrionado por la revolución socialista de Velasco Alvarado- como propiciador de una sevicia semejante a aquella de las bestias nazistas. Esa monstruosidad grafica el daño hecho al Perú por esta infausta comisión de la “verdad”, integrada mayoritariamente por una camorra de socialistas caviares quienes, encima, tuvieron la soberbia de erigirse en rectores de la corrección política y maestros de la certeza, siendo unos miserables tergiversadores.
Queda en la memoria de muchísima gente aquellos tiempos perversos en los cuales la vida del peruano era la moneda de cambio que demandaba sendero luminoso para imponer su plan siniestro de asaltar el poder con el fusil. Ahora vemos que impone ese mismo sufrimiento, pretendiendo capturar el poder a través de un proceso electoral al cual, reiteramos, intrínsecamente repudia. Aunque reconoce que, por ahora, es el que más conviene a sus protervas intenciones. Al fin y al cabo, el fin justifica sus medios. Contra ello se enfrenta Keiko Fujimori, defendiendo la democracia. Consecuentemente nuestra libertad para vivir en paz y progreso.
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