Déjese de majaderías, Presidente
Somos, oficialmente, el país con mayor índice de muertes por habitantes víctimas del coronavirus. ¡Todo un récord de vergüenza! Y en número de contagios, ocupamos un “honroso” sexto lugar en la tabla de posiciones mundial. El problema es que seguimos creciendo exponencialmente en ambos efectos. Bastaría mencionar que las pruebas rápidas –¿cuánto arrojarían si hubieren sido moleculares?– hechas tanto a los muertos como a los detenidos por aquella terrible masacre en una discoteca, arrojaron índices sobre 65%. Recordemos. Mientas entre marzo y abril Guayaquil ya registraba10,000 muertes, Perú sólo reportaba 1,050; el 5 de abril en Guayaquil murieron 700 personas, cuando acá fallecieron apenas 9 ciudadanos; pero el 10 de mayo Guayaquil registró cero muertes, mientras acá fallecían 1,890 peruanos. ¿Qué pasó? Que Ecuador puso un férreo sistema de pruebas moleculares, aunadas a un mecanismo de seguimiento a todos los contagiados, confinándolos para prevenir que multiplicasen la transmisión. ¡Acá no hicimos nada! ¿Culpa de quién, presidente Vizcarra?
Déjese de majaderías, ingeniero Vizcarra. Si tuviera algo de decencia, díganos cuántos muertos y cuántos contagiados hay exactamente. Revele realmente adónde ha llevado al país. Resulta inadmisible que someta usted a nuestra nación al oscurantismo más bizantino, tratando de enmascarar su fracaso. Basta ya de endosarle las faltas a todos menos a usted y a sus ministros cuyas zoncerías, como debe usted saberlo, son culpa enteramente suya por haberlos elegido. En esto, ingeniero Vizcarra, consiste el peso de la presidencia de toda nación. No en reuniones superfluas, aplausos artificiales o viajecitos en un avión que le pagan los contribuyentes. ¡Su gobierno la hace, y usted la paga! Y comprenderá que su concurso en el capítulo de la pandemia Covid merece la reprobación general.
En consecuencia más temprano que tarde deberá asumir y pagar esa improvisación. Pero sobre todo sus sistemáticos engaños al poblador, ocultándole la verdad y, por tanto, induciéndole a errar. Vale decir, a ser presa del contagio cuando no la muerte por Covid. ¡Y ni que decir de la economía! Usted es responsable del más absoluto colapso económico que ha soportado el Perú. No obstante, estoicamente ha mantenido al frente de esta táctica cartera a una ministra probablemente con méritos universitarios, aunque sin la menor experiencia ni la personalidad indispensables para conducir las finanzas de estos momentos. Estamos en los albores de una crisis colosal que arruinará a muchos millones de compatriotas. Todavía no asoma el precipicio al cual usted nos viene llevando. Pero pierda cuidado, El país entero será testigo de la profundidad del despeñadero al cual echará usted a perderse el patrimonio, tanto de los ciudadanos como del Estado. Las generaciones venideras verán con estupor lo que escribirán los historiadores. Y sus incompetencias llenarán los textos del estudio del “caso peruano”, como uno de los más espeluznantes de la historia de las naciones. Y todo motivado por un gobernante que no tuvo la inteligencia –ni tampoco el talante– que demanda ejercer un cargo como aquel que usted insistiera tanto para que lo elija el Congreso, al cual luego usted clausuraría miserable e inconstitucionalmente.