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Delirante fiscal de la Nación

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Fecha Publicación: 28/05/2025 - 23:00
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Que tire la primera piedra aquella autoridad que no sea corrupta, no esté secuestrada por la peligrosísima politización —que enrolla a toda la maquinaria estatal en estos momentos— ni forme parte de la colosal mafia criminal que, progresivamente, sigue apoderándose del país. Sin duda, son muy pocos quienes se salvan de estar contaminados por esa rampante plaga de podredumbre. Excepto quizá uno que otro magistrado del Tribunal Constitucional, lo mismo que algún integrante de la Corte Suprema y/o escasos congresistas, ¡y paremos de contar!
Con este preámbulo realista, resulta absolutamente aberrante e impresentable la postura de cancerbera que ha asumido la fiscal de la Nación Delia Espinoza, quien hoy conduce un espurio Ministerio Público secuestrado por los caviares al mando de un sujeto llamado Gustavo Gorriti, quien hace veinticinco años no hace sino manipular a los fiscales peruanos, usando un canallesco mecanismo de “especialización” operado por organismos transnacionales —con agenda propia— llamados ONG, abocados a destrozar la justicia que alguna vez hubo en este país y sustituirla por su extranjerizante conciencia antidemocrática.
Analicemos la compleja coyuntura de supervivencia en que se encuentra nuestra nación, amenazada por una intensa delincuencia manipulada por terroristas disfrazados de lo que se les ocurra; con un sistema de “justicia”, repetimos, impresentable; un poder Ejecutivo frágil e inepto —como resultado del fraude electoral ocurrido el año 2022— y convalidado por la mafia caviar aliada al comunismo. Todo eso acompañado por un Congreso mayormente poblado por grandes analfabetos política, sociológica y administrativamente hablando. Eso, amable lector, encontrándonos apenas a diez meses de validar unos comicios estrafalarios en los que, hasta el momento, podrían participar sobre cincuenta candidatos presidenciales y posiblemente centenares de improvisados postulantes a diputados y senadores. Gente que, sin saber leer ni escribir, pretende ejercer un cargo de máxima importancia. Esto, además, de quienes postulan para ser autoridad regional.
Este es el serísimo panorama de su país, señores. Y en medio de este maremoto a la vista, la irresponsable fiscal de la Nación Delia Espinoza —quien representa a la crema y nata de la mafia caviar que dirige el inefable Gorriti— se ha enfrascado en una lucha sin cuartel contra la presidenta Dina Boluarte, decidida a vacarla a como dé lugar. Apela a la sucia estrategia de derrocar al gobernante de turno aplicando preestablecidas trampas de oso —que incluyen los muertitos de siempre— a efectos de colocar a un muñecón caviar —como “impoluto” personaje— para presidir nuestro país.
Espinoza no tiene autoridad moral, profesional ni personal para someter al Perú a un nuevo experimento que podría desembocar en el caos nacional; o incluso en algo mucho más peligroso aún: la desaparición de la democracia y el enseñoramiento del comunismo criminal como autoridad de nuestro país.
No exageramos, amable lector. Lo garantiza la efervescencia política de nuestras actuales autoridades fiscales y judiciales, manipuladas por los servicios de la inteligencia cubana bajo el mando del siniestro embajador de Cuba en Perú, Carlos “Gallo” Zamora, lanzando permanentemente dardos envenenados contra la presidenta Boluarte, que gustosamente los judicializa la fiscal Delia Espinoza.

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