Demagogia descentralizada

Acostumbrados a ver tambores de guerra entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, así como botones rojos a punto de oprimirse para dar paso a la vacancia o la disolución, desconcierta estos últimos días percibir una tácita y extraña hermandad en tales alturas del Estado.

Ojalá ella estuviera fundamentada en objetivos comunes sobre cómo dar salida a la crisis sanitaria, económica y social con leyes pertinentes. Sería lo ideal.

Pero no. Lo que los hace repentinamente gemelos es algo más pedestre como cuestionable. Ambos se han empeñado en una carrera demagógica por evidenciar un aparente afán descentralista llevando las sesiones del Consejo de Ministros y del pleno del Congreso al interior del país.

El Gobierno se trasladó hasta Cusco mientras que el Parlamento a Cajamarca. Ello, dicen los respectivos voceros, con el ánimo de “acercar al pueblo” el sistema de toma de decisiones más importantes del aparato público.

Ninguna de estas experiencias es nueva. Alejandro Toledo realizó el primer encuentro formal de un Gabinete descentralizado en Santa Rosa de Ocopa, provincia de Concepción, Junín, el 2004. Años después lo imitó Ollanta Humala. Y en el caso de la cámara única, la primera legislatura del 2011 llevó a cabo un pleno en la región Ica.

Esta última no solo se distinguió por aparatosa –un innecesario despliegue logístico, sumando gastos al presupuesto congresal– sino también desastrosa. En su desplazamiento hacia la tierra de Valdelomar, casi pierden la vida las representantes Cecilia Chacón y Marisol Pérez Tello por accidentes de tránsito. Nada acreditó que la eficacia parlamentaria mejoró sus índices ni que el gesto acercó el Congreso al pueblo. Por el contrario, fue catalogado como una parafernalia grotesca e incómoda para los anfitriones iqueños. Por eso, no volvió a realizarse.

Cada región tiene sus propios representantes y son estos los que deben encargarse de otorgarle vigencia a las propuestas beneficiosas para sus coterráneos. A los compatriotas de Huancavelica les importa un rábano recibir la visita de un congresista de Loreto pues sólo aspiran a que “su” legislador cumpla con las obligaciones para las cuales fue elegido y en provecho de los huancavelicanos.

Respecto a la sesión ministerial en Cusco, nada más claro que el tuit del destacado economista, ex director del BCR y ex superintendente de Banca y Seguros Juan José Marthans: “Esto es dilapidar los recursos del país. ¿Cuánto cuesta hacer reuniones improductivas y mediáticas de este tipo? Todos queremos descentralización; esta demanda reorganización, capacidad de gestión, racionalización y transparencia. Por supuesto honestidad. ¿Dónde está ello?”.

Preguntamos otra cosa a Pedro Castillo y María del Carmen Alva: ¿quién ha diseñado esta idea de imitar a los circos ambulantes que instalan sus carpas donde el negocio y el aplauso estén garantizados?

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