Democracia ideal vs. democracia real
Según el diccionario de la Real Academia, la democracia es una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, cuyas características principales son el fomentar el pluralismo, permitir la competencia político-electoral, celebrar elecciones auténticas respetando el principio de la mayoría; asimismo, donde se ponen en práctica los valores como la honestidad, solidaridad, responsabilidad, libertad, justicia social, tolerancia e igualdad.
A través del tiempo, los países, mediante sus gobernantes y representantes del pueblo, tratan de ir fortaleciendo esta forma de gobierno, por cierto, imperfecta, pero la mejor hasta el momento, como decía Rousseau que el soberano pueblo puede confiar la tarea de gobernar, a distintas personas que lo representan: a una sola persona (monarquía), a un grupo de personas (aristocracia) o al pueblo entero (democracia), buscando siempre su finalidad, que es proteger a los ciudadanos de los excesos y abusos del poder político, y si no se cumple esta finalidad, la democracia se convierte en una forma de opresión.
En nuestra patria disponemos de tres poderes del Estado: el Legislativo , el Ejecutivo y el Judicial; como peruanos estamos en la obligación de cumplir la Constitución, prevaleciendo sobre toda ley o norma legal de menor jerarquía.
Al día de hoy, todos los peruanos podemos apreciar que ninguno de los tres poderes del Estado están cumpliendo con su función constitucional; por un lado, el Poder Ejecutivo, sin liderazgo, con 8 % de aceptación, eludiendo responsabilidades, viajes inútiles, probablemente encubriendo a algunos buscados por la ley y poniéndose de perfil ante los problemas más importantes como la inseguridad ciudadana y situación económica cada vez decadente y maquillando cifras.
El Poder Legislativo, cuyos representantes del pueblo (o de sus propios intereses) son una vergüenza (con limitadas excepciones) y son los responsables de esa disconformidad de la política en general, ajenos a la realidad social, se unen y hay consenso solo cuando se trata de bonos e incremento de sueldo para ellos y los funcionarios congresales, comprando y vendiendo intereses personales y grupales, sin el menor escrúpulo de la crítica, perdieron todo lo que se llama honor y dignidad.
El Poder Judicial, el Ministerio Público y Junta Nacional de Justicia, como nunca antes, son los primeros en incumplir la ley, con ese ejemplo de “al amigo todo y al enemigo perseguirlo, destituirlo y encarcelarlo”. Como ciudadanos de a pie, ¿qué podríamos esperar de una justicia así ? Si los que tienen la responsabilidad de designar jueces y fiscales, sin un debido proceso remueven a una Fiscal de la Nación, no acuden al llamado del Congreso, tratando de atornillase al puesto y disfrutar de sus beneficios que no son pocos. Luego de apreciar esta situación, podemos inferir que tenemos una justicia (MP y PJ) –no todos, por supuesto– como medios de persecución, algunos medios de comunicación como elementos de difamación y la Policía como medio de ejecución; ¿dónde queda el Articulo 1 de la Constitución donde menciona que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado?
La democracia peruana está en crisis desde hace ya décadas, nos preocupa la pérdida de legitimidad y calidad democráticas, falta de credibilidad en las instituciones y un país sin rumbo definido, todo ello obliga a la mayoría de jóvenes pensar en otros horizontes, como salir del país y no regresar. A la fecha de presente año, más de 500,000 ya salieron y seguirán saliendo; además los peruanos ante tanta injusticia, con la insensibilidad de los políticos y con la rabia de que aquí no pasa nada, están esperando un personaje que bote a todos y que cambie todo; mucho cuidado que a futuro, con los mismos árbitros y la misma legislación el triunfo sea nuevamente de los peores.
Por Gral Div EP Ronald Hurtado Jiménez
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.