Democracia militante
Jan-Werner Muller parece preocupado por lo que llama “extrema derecha”. Dice que la opción es despojar a algunos de sus derechos políticos en lugar de prohibir partidos ultraderechistas.
Tanto ensimismamiento por la Alemania Nazi, le hace perder la perspectiva, pues es la izquierda la que trama derruir los cimientos del Estado de derecho y el espíritu occidental. Spengler no lo imaginaría.
Nos recuerda el concepto de “democracia militante”, de Loewenstein; por el que la democracia se sacude de su marasmo para que ningún totalitario gane el poder en las urnas. Consiste en la insolencia inteligente de limitarles a algunos sus derechos políticos, es defender a la democracia de sí misma antes que tengamos que defenderla inútilmente en las calles. Hugo Chávez llegó por los votos y su tiranía sistémica cumple veinticinco años. Cerrón nunca escondió sus planes y todos sabían del filosenderismo de Castillo, pero ganaron porque la gente se ancló en su antivoto. No existe noción del costo totalitario de una tolerancia política mal entendida.
En el mundo existe una “racionalidad emocional” medio suicida, pues a toda decisión precede una emoción mal procesada que se juega el sistema por permisiva. En el Perú, el rechazo al establishment podría derivar en Antauro si es que no asoma antes una opción contestataria dentro del sistema, que no nos cueste la democracia y cultive una narrativa superior. Quienes escucharon la entrevista de Butters a Antauro dicen que “quizás PBO patinó”; pero, ¿Se equivocó Butters o fue una vitrina exprofeso para exponer el peligrosísimo extremismo antaurista? Quizás, una manera de decirle a la gente “aquí está, en mi set, le pregunto con perspicacia y su discurso antidemocrático queda a la vista”. Quizás con un colofón, un “escúchalo, ¿aún quieres adelantar las elecciones?”.
Asusta más el sempiterno mal elector que cualquier aspirante a tirano. Loewenstein creía válido prohibir partidos ideológicamente antidemocráticos. En esa línea, el congresista Muñante presentó un proyecto de ley que, al presidente del Congreso (APP, de Acuña) le importa poco. No es una ley de democracia militante, pero tiene algunos efectos. Nadie (salvo la izquierda) querría adelantar elecciones. El miedo a Antauro y una alianza de sobrevivencia entre el gobierno y el congreso lo impiden. El miedo y la plata.
Mientras Muñante insiste sin suerte, Antauro podría llegar si no se erige un demócrata persuasivo que se la lleve en primera… sino cuando el diluvio llegue, todos a llorar al río.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.