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¡Denunciemos el fraude electoral!

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Fecha Publicación: 13/10/2021 - 23:00
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Vladimir Cerrón, el ideólogo, impulsor y protagonista del partido comunista Perú Libre, vio frustrada su candidatura presidencial en los comicios de este año tras haber sido condenado por corrupción. En su reemplazo Cerrón puso a Pedro Castillo, un profesor sin trayectoria delictiva conocida.

Nunca tuvo esperanza en que alcance la presidencia del Perú. Más bien Cerrón quiso imponer una bancada legislativa propia que allanase la vía para alcanzar su viejo sueño: incrustarnos una asamblea constituyente calcada del modelo cubano. Y como agregado, afianzar su postulación en el siguiente proceso electoral. Ocurrió que los astros se alinearon a favor de Castillo, estando a un tal Salas en la presidencia del jurado electoral; otro comunista como él.

Ambos cocinarían un fraude y Castillo acabaría como jefe de Estado, sin siquiera saber leer ni escribir como estadista. Hasta ahora, a menos que algún hecho desmienta a este escriba, Castillo es un polichinela de Cerrón. Por tanto, amo y señor del régimen comunista, maoísta, mariateguista que se ha adueñado del país. En síntesis, salvo que próximamente suceda algún acontecimiento crucial, nadie debería dudar de que Cerrón impondrá su constitución marxista. Por las buenas o por las malas.

La única manera de evitar un hecho tan devastador es que, finalmente, salga a flote el fraude electoral que le diese el triunfo al comunismo. Si el resultado fuese al revés –de haber ganado los comicios un candidato centrista, bajo sospecha de fraude- hoy el Jurado Nacional de Elecciones estaría denunciado.

No sólo ante el Congreso, TC, la Fiscalía y Corte Suprema; sino ante la Corte Interamericana de DDHH. Incluso ante la Corte Internacional de La Haya. Lo más probable es que todas las pruebas del dolo ya habrían aflorado y los culpables estarían identificados e imputados ante la Justicia. Pero claro, los partidos del centro político peruano –los que participaron y los que no fueron de la partida- están desunidos, cuando no peleados entre sí.

Y el empresariado ha dado muestras de ser una gran partida de infelices, incapaces de enfrentar a quien sin duda va a confiscarles sus bienes y por cualquier motivo privarles de libertad. Es inaceptable, amable lector, que el fraude electoral que permitió triunfar al comunismo haya quedado en el olvido, sin que el centro derecha peruano haya dado batalla.

Es más, se rindió por anticipado y de la forma más humillante, consolidándole el camino a los cerrones, castillos, bellidos, etc., integrantes, además, del partido Perú Libre cuyas autoridades están denunciadas como organización criminal, culpables de corrupción de funcionarios, cohecho, administración incompatible, etc.

El centroderecha actúa incoherente, cobardemente en el Congreso. Y la “gran prensa” es el mismo felpudo que fue con Kuczynski, Vizcarra y Sagasti. Por su lado Confiep y sus pares empresariales son una vergüenza nacional. Así que no esperemos nada de ellos. Si algún iluminado iniciase un proceso congruente contra el Jurado Nacional de Elecciones; consigue que detrás suyo vaya la ciudadanía; y anime a un partido político -¿Apra?-, Perú aún podría salvarse del comunismo, respaldado por sus FFAA. Soñar no cuesta nada.

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