Denunciemos internacionalmente a AMLO
En el mundo entero, las izquierdas se arrogan la bienaventuranza permanente para sentenciar lo correcto e incorrecto en todo orden de cosas. Han construido su imagen como deidades del bien, con ese cuento de echarle toda la basura a las ideologías de centro y derecha las que, como pasa con todo grupo humano, conforman tanto gente buena como mala. Igual que ocurre en la izquierda. Con la diferencia que la izquierda se precia de estar integrada, exclusivamente, por los buenos del planeta. De allí su discursete siempre buenista y expresamente construido para enrostrarle a su antítesis todas sus inmoralidades, falsedades, crueldades y depravaciones. Concretamente, la tendencia mendaz del zurdo es absoluta. Siguiendo el refinado estilo del satánico Joseph Goebbels no miente una, sino mil veces, hasta transformar su engaño en verdad.
De allí esa patología falaz del impresentable presidente mexicano Andrés M. López Obrador. Un tipejo corrompido, comunista, resentido social, hipócrita pero fundamentalmente un mentiroso contumaz. López es consciente de que él es un ser corrompido. Basta leer el siguiente extracto del Editorial publicado por el prestigioso diario The New York Times: “Un medio publicó unos videos de Pío López Obrador, hermano del presidente de México, recibiendo dinero en efectivo de un operador político (…) Pío no se excusó ni pío, y Andrés Manuel López Obrador puso paños fríos con velocidad de apagaincendios entrenado: que el dinero era menos que en sonados casos de corrupción —como si los principios se midieran por cantidad de billetes— y que las bolsas de papel con dinero en efectivo no eran lo que todos creían que eran, sino contribuciones populares para financiar a su movimiento (idéntico a su par Pedro Castillo con su partido Perú Posible). Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha optado por establecer que la opacidad ajena siempre es corrupción, pero la propia solo puede ser financiamiento legítimo. No parece entender que llegó al gobierno con la bandera de la transparencia y la honestidad (como todo zurdo), mientras dinero aparentemente no auditado engrasaba los mecanismos de su partido. Eligió poner en la balanza un argumento de pesos (dinero) —nuestras bolsas de pan con cash, sus maletas de dinero electoral— cuando era de esencias: opacidad es opacidad, no importa si es tuya o mía.”
Este corrupto tiene la insolencia de mantener incólume su humillante ataque al gobierno peruano, desprestigiando internacionalmente a nuestra nación con su verbo mentiroso, estrategia que usa como arma artera para defender a su alter ego peruano, el también corrompido, ladrón, mentiroso y, además, golpista Pedro Castillo.
Presidente Boluarte. Llegó la hora que usted defienda a nuestra patria, dejando de lado sus miedos y afectaciones. Su deber es denunciar internacionalmente a este delincuente disfrazado de senil presidente mexicano. Disponga usted que nuestra Cancillería acuda inmediatamente a las Naciones Unidas con el fin de imputar al fanfarrón AMLO por agravio y perjuicio moral y daño económico a nuestro país. El menoscabo que genera al Perú esa antigua táctica del “miente, miente que algo queda”, patrimonio de las izquierdas, no podemos ni queremos seguir tolerando.
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