Deplorable herencia de la izquierda caviar
El falsete presidente interino Sagasti –impuesto por la izquierda chantajista que usó la justa y, por cierto, constitucional remoción de la presidencia del miserable Vizcarra para tomar el poder, so pretexto que el Parlamento había provocado un golpe de Estado– dice que “las elecciones se han desarrollado de manera impecable.” Coincide en ello con la proclama del imperio norteamericano. Una nota discordante dentro del habitual talante democrático washingtoniano frente al mundo. Actitud, a no dudarlo, instigada, entre otros, por el lobby caviar liderado, cuándo no, por George Soros, que influye en un ahora más izquierdoso que nunca partido Demócrata del país del Norte. A Sagasti no le bastan sus elogios felones, inmerecidos a un manchado, deshonrado Jurado Nacional de Elecciones, cuya composición fue ilegalmente incompleta desde la convocatoria a este proceso electoral. Con el agravante que el presidente del JNE, José Luis Salas Arenas, utiliza sin autorización ciudadana un controvertido doble voto, en nombre de 32 millones de peruanos. Porque con la ventaja del doble voto –siendo Salas Arenas un elemento ideológicamente comunista, tanto que ha defendido y excarcelado a sendos terroristas– como presidente del JNE comete un abuso contra la independencia y decencia que demanda el cargo, porque su tesitura coincide con los postulados de quienes patrocinan al candidato Castillo. La actuación de Salas Arenas, presidente de un jurado desacreditado, turbio y partidarizado al que Sagasti califica de impecable; sumado al apoyo incondicional de otros dos miembros del JNE que, afines por extrañas razones, coinciden sospechosamente con él, devine en comprometida y cubierta de graves dudas, desnaturalizando al máximo cenáculo que, por delegación suya, amable lector, elegirá al entrante presidente de la nación.
Apostilla. Días atrás, en vez del nombre del valeroso vocal del JNE, Luis Carlos Arce Córdova, en esta columna apareció, por distracción, el del infausto Rodríguez Vélez. Dejamos constancia de que el texto original fue este: “A diario la gente presenta más pruebas que revelarían falsificaciones de firmas, inclusión de personas fallecidas hábiles para votar –y habrían sufragado–, adulteración de firmas de personeros y otros delitos electorales. Estos sólo podrían ser oficialmente corroborados si el JNE pidiese que Onpe entregue el padrón electoral. Pero Salas Arenas, presidente del Jurado, alega una monumental estupidez: ´nos tomaría demasiado tiempo´. Oiga, a usted se le remunera suficientemente para que cumpla las labores que le encargue el Estado a nombre del ciudadano. Si tiene que laborar veinte horas diarias, hágalo. Como hace la mayoría de peruanos para subsistir. Y si esa faena de confrontar cada acta observada, impugnada o lo que fuere, le tomase uno, dos o veinte meses, tendrá que abocarse a hacerlo. Evidentemente supervisado por toda la sociedad, a través de los tres canales televisivos que tiene el Estado. Porque la mayoría de los peruanos desconfía en usted y en Jovián Sanjinez y Rodríguez Vélez, los otros miembros del Jurado. Distinto a lo que ocurre con el cuarto de ellos –Luis Carlos Arce Cordova– quien en solitario libra quijotescas batallas contra ustedes que, ilegalmente, se oponen a transparentar este proceso.”
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